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jueves, 20 de mayo de 2010

PONENCIA PRESENTADA POR JOSÉ LUIS MARTÍN GALINDO EN LAS III JORNDAS GEPA DE CANARIAS






PONENCIA
PROTECCIÓN Y VALORIZACIÓN DEL PATRIMONIO VERNÁCULO CONSTRUIDO DE EXTREMADURA. EL CASO DE LOS CHOZOS.




III JORNADAS  GEPA DE CANARIAS
PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO Y ETNOGRÁFICO
Vega de San Mateo, 13-17 de noviembre/2006









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JOSÉ LUIS MARTÍN GALINDO



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1. EXTREMADURA Y SU ARQUITECTURA VERNÁCULA
Creemos conveniente empezar trayendo a colación la cuestión acerca del modo cómo se ha de denominar a la parte de nuestro patrimonio arquitectónico que engloba las obras relacionados con las actividades y vidas cotidianas de buena parte de nuestra población, y que se ha desarrollado de forma paralela a la arquitectura que se ha dado en llamar “culta”, obra de reconocidos arquitectos o testimonios del poder de las instituciones y sectores sociales dominantes.

A este patrimonio construido se le ha venido denominando indistintamente con los términos “popular” o “tradicional”, como si fueran sinónimos e intercambiables. Pero consideramos que no es así, de acuerdo con nuestro amigo y colaborador en varios trabajos de nuestra Asociación por la Arquitectura Rural Tradicional de Extremadura “ARTE”, Juan Agudo Torrico, profesor de Antropología Social de la Universidad de Sevilla[1].

El término “popular”, desde su misma “popularización” con los planteamientos romántico-folcloristas de finales del s. XIX, no ha dejado de ser un concepto ambiguo. Por una parte podemos entenderlo como las acciones culturales emanadas del conjunto de un pueblo/etnia como colectividad global (pueblo canario, pueblo extremeño); pero por otra podemos restringirlo a aquellas otras acciones o prácticas culturales vinculadas únicamente con los sectores dependientes de una determinada sociedad.

Generalmente es a esta segunda acepción a la que solemos referirnos cuando aplicamos el adjetivo popular. Pero establecer con precisión los límites en los que se circunscribe va a ser una labor compleja y cuestionable, dado que debemos suponer la existencia de una cultura independiente y desvinculada de la “cultura dominante” (igualmente impoluta) que va a marcar e imponer las pautas a seguir.

Por el contrario, el concepto de “tradición” se nos muestra más versátil por su capacidad de integración, al establecer la variable “tiempo” como el patrón de referencia dominante: se trata de comportamientos o prácticas culturales heredadas del pasado y que se siguen considerando válidas en el presente. Dicho de forma sucinta, la tradición, aunque lógicamente ha de materializarse en manifestaciones concretas, no es sino el medio o instrumento por el que los diferentes sectores sociales que dan vida y, en consecuencia, comparten un mismo código cultural, expresan sus diferencias económicas, ideología, y valores dentro de contextos expresivos compartidos. La tradición hace coincidir, en una acción cultural común, valores diferentes, y da cabida a muy diversas expresiones: desde las manifestaciones de poder de las clases dominantes a las expresiones y adaptaciones peculiares (populares) de los grupos sociales dependientes. El mundo de los rituales constituye un magnífico exponente de ello, pero también lo es la arquitectura, la música o los oficios tradicionales.


Es por ello que al hablar de la arquitectura preferimos calificarla como “arquitectura tradicional” o “vernácula”[2]: el modo como unos materiales, generalmente extraídos del entorno natural, y técnicas constructivas, adquiridas bien por procesos evolutivos endógenos o por préstamos culturales, han servido para dar respuesta a las necesidades físicas y sociales de un colectivo, generando modelos arquitectónicos (técnicas constructivas, diseños espaciales, y resultados estéticos), con unos logros originales en razón de la experiencia histórico-cultural y adaptaciones ecológicas propias de cada territorio. Nos interesa cómo han resuelto dichas necesidades las poblaciones de cada lugar, empleando los recursos naturales disponibles, pero seleccionándolos y elaborándolos para crear un hábitat adaptado a las necesidades socioeconómicas (junto a otras funciones culturales de carácter más simbólico), de quienes las han habitado. La diversidad de sus modelos debe reflejar la diversidad interna de la estructura social y económica del colectivo. De ahí que dentro de esta arquitectura tengan cabida tanto los modelos más humildes de las viviendas jornaleras, como las grandes casas de la burguesía dominante, por cuanto reflejan la totalidad de la estructura social

De este modo, la arquitectura tradicional no es una mera “expresión material”, con valor en sí misma (valoración etnográfica) de acuerdo con los criterios estéticos o arquitectónicos que queramos atribuirle. Por el contrario, su valor radica en su condición de verdaderos textos documentales (valoración etnológica), que nos hablan del pasado y del presente, de la evolución de una colectividad, de cómo ha resuelto sus necesidades materiales y espirituales, y de cómo se han articulado los diferentes sectores sociales que la han conformado en el marco de relaciones sociales muy concretas.

La arquitectura tradicional o vernácula, constituye una de las expresiones culturales más significativa de cada estructura socio-económica; es la expresión de la experiencia histórica de cada colectivo. Por ello el principal factor que determina las diferentes formas y tipos constructivos es el socio-cultural, por encima de cualquier otro factor como podrían ser las condiciones climáticas o las limitaciones materiales y técnicas.

La arquitectura tradicional es el testimonio material construido vinculado a un lugar, un pueblo y una tradición, que pretenden definir la identidad de un territorio y sus factores de diferenciación cultural. En definitiva, la arquitectura tradicional de un territorio es fiel testigo de la cultura y herencia de un pueblo.

Pero también la arquitectura tradicional o vernácula tiene unas características universales, comunes a todos los pueblos y países del mundo: “la arquitectura de lo disponible” y el uso de materiales vivos que nos pone en relación con su concepción telúrica. La arquitectura vernácula de cualquier pueblo o país destaca por el respeto al entorno y a la naturaleza del lugar, es la simbiosis de características culturales y naturales.


1.1. TERRITORIO, POBLACIÓN E IDENTIDAD

Extremadura es una Comunidad Autónoma situada al oeste de España entre los 37° 57' N y los 40° 29' N de latitud y entre los 4° 39' O y los 7° 33' O de longitud. Extremadura limita al norte con Castilla y León; al sur, con Andalucía; al este, con Castilla-La Mancha; al oeste, con Portugal.
Se divide en dos provincias: provincia de Cáceres (Alta Extremadura) y provincia de Badajoz (Baja Extremadura). La capital es Mérida.



Población3:
-Total:     1.083.879 habitantes
-Densidad:     26,3 hab./km2
-% del Estado español   2,6%

 
Superficie[3]:
-Total :             41.634 km2
-% del Estado español   8,2%
- Es la 5ª Comunidad en extensión


Badajoz acumula 143.019 habitantes, y es la única ciudad de la comunidad que supera los 100.000 habitantes. Sólo tres poblaciones tienen más de 50.000 habitantes: además de Badajoz, Cáceres con 89.029 y Mérida con 53.089; y otras doce superan los 10.000: Plasencia (39.596 h), Don Benito (33.392 h), Almendralejo (29.5889 h), Villanueva de la Serena (24.713 h), Montijo (15.253 h), Zafra (15.674 h), Navalmoral de la Mata (17.145 h), Villafranca de los Barros (12.892 h), Coria (12.947 h), Olivenza (11.389 h), Talayuela (10.249 h.) y Miajadas (10.107 h).

La población está muy irregularmente repartida. De los 383 municipios 194 no llegan a los 1.000 habitantes. Solo hay 4 municipios que no llegan a los 100 habitantes. La población extremeña tiene un carácter notablemente rural. Sólo el 25% de la población vive en las tres ciudades de más de 50.000 habitantes, y el 44% en las ciudades de más de 10.000, aunque la mayoría de los pueblos son medianamente grandes, entre 1.000 y 10.000 habitantes. Las zonas más densamente pobladas son las de Badajoz y Mérida, aunque también Cáceres, cuya densidad está un poco distorsionada debido a que es el municipio más grande de España. Son densidades de unos 50 h/km2. Los ejes Plasencia-Zafra y Badajoz Don Benito son los más poblados de la región, con densidades en torno a los 40 h/km2. El este de la región y las comarcas de los Llanos de Olivenza y en Valencia de Alcántara, las densidades no superan los 20 h/km2. Así pues, la mayor parte del territorio de la región tiene un fuerte carácter rural.



EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN EN EXTREMADURA


Año 1900


Año 1950

Año 1996

Año 2005

874.392

1.365.959

1.070.000

1.083.879


A lo largo del siglo XX Extremadura ha ido aumentando su población a un ritmo muy inferior que el conjunto de Estado español, por lo que su peso relativo ha ido descendiendo continuamente. En realidad se pueden distinguir dos periodos, la primera mitad del siglo, donde las tasas de crecimiento están parejas, y la segunda mitad del siglo XX que es cuando la tasa de crecimiento de Extremadura cae precipitadamente debido al fuerte movimiento de emigración.

La emigración ha sido una constante a lo largo de la historia en Extremadura, pero no es realmente relevante hasta la década de 1950, cuando las cifras se disparan. La región en su conjunto es una emisora de emigrantes. La emigración ha tenido tres destinos básicos: uno, las capitales de las dos provincias, aunque muy débil; otro, hacia otras partes del Estado (Madrid, Barcelona y el País Vasco) y otro hacia el extranjero (Francia, Suiza y Alemania) en Europa. A pesar de que en los años 70 la emigración se detiene en toda España, Extremadura continúa perdiendo población.


COMPOSICIÓN DEL VAB —VALOR AÑADIDO BRUTO—POR SECTORES

Extremadura
Estado español
MILLONES DE EUROS

% SOBRE EL TOTAL
MILLONES DE EUROS

% SOBRE EL TOTAL

Agricultura

1.762,2

11,22

32.872

3,81

Energía y Agua

633,3

4,03

24.971,3

2,90

Industria  Transformadora

1.155,5

7,36

144.919,6

16,70

Construcción

2.358,6

15,02

93.772,3

10,87

Servicios Públicos

2.889,8

18,40

103.765,2

12,03

Servicios Privados

6.906,5

43,97

461.346,

53,50


Distribución sectorial de la población ocupada (% del total): 
-          Agricultura ………………………………….. 13,25%
-          Industria …………………………………….. 10,56%
-          Construcción ………………………………  15,38%
-          Servicios …………………………………….. 60,81%


Los datos anteriores evidencian que la agricultura sigue teniendo gran peso en la economía extremeña. En el 2005 suponía el 11,22% del VAB regional, mientras que a nivel nacional era del 3,81%.

Extremadura ha sido históricamente una sociedad agraria no integrada, con unos enormes abismos sociales inducidos por el latifundismo. Por ello se presenta en la escena global de los albores del siglo XXI como un territorio dependiente en el contexto español, tras haber quedado rezagado en las oleadas de industrialización y modernización precedentes. Además, aún en día, como indican los datos anteriores, se asienta en gran parte sobre un sector económico, el agrario, en franco proceso de retroceso en las sociedades del Norte, y que habrá de ceder más que ningún otro ante el empuje de las producciones de terceros países. Con esa debilidad industrial, de servicios y científica, Extremadura encara el desafío del nuevo embate, el de la globalización de la economía, la sociedad y la cultura.

La nueva era emplaza inexorablemente a las sociedades a batirse con las armas de las nuevas tecnologías y lógicas económicas. Los pueblos disponen de arrestos y mecanismos que hacen posible responder al envite y conformar un futuro propio con los recursos y la razón de sus identidades y su historia, desde la fuerza enraizada y sentida del territorio y la cultura local. Extremadura, por su particular desarrollo histórico, ha sufrido en sí y en sus pueblos las consecuencias de una posición periférica, pero cuenta con sobrados recursos y unos activos culturales y sociales importantes.

Es en este contexto de transformación, de aceleración del tiempo histórico y no de poco vértigo, en el que nos planteamos el asunto de la identidad y la cultura de Extremadura.

La cuestión de la identidad y la cultura en Extremadura se nos presenta como uno de los empeños intelectualmente más necesarios y socialmente más significativos de este nuevo siglo. Precisamente, el inicio de la centuria nos ofrece un magnífico referente simbólico en la cronología que nos pone de relieve también un nuevo tiempo histórico, un conjunto de procesos de cambio en todos los ámbitos del acontecer humano al que hemos de enfrentarnos sin remedio. Para encarar esta situación, más vale que sea desde una clara conciencia del fenómeno y de la necesidad de que la sociedad tome las riendas de su conformación. Participar y decidir sobre ello concertando los intereses y deseos de los individuos y los colectivos sociales forma parte de lo que se da en llamar modernización reflexiva.

Nuestros pueblos y comarcas están en pleno proceso de efervescencia identitaria, no sólo debido a los que los habitan sino también a los que emigraron y siguen buscando en ellas referentes y fuentes de significado en lo personal. En este trance se indaga en la cultura local, en las experiencias y creaciones propias, se recuperan y resignifican elementos reputados como los más vernáculos. Todo un proceso de reivindicación de la memoria colectiva, con diferentes grados de conciencia y magnitud, está en marcha. Es por tanto hora de afrontar desde bases serias y sólidas el proceso de configuración y reconfiguración de la cultura o las culturas extremeñas, del patrimonio material e inmaterial común, de conocerlo para decidir sobre su mantenimiento o fortalecimiento, no sólo como atractivo turístico, folclórico o nostálgico, sino como materia prima para la consistencia, articulación y autorreconocimiento de una sociedad civil moderna y fuerte.
La Carta del Patrimonio Vernáculo Construido (ICOMOS) reclama de la arquitectura vernácula el carácter de cultura identitaria de los pueblos: “El patrimonio tradicional o vernáculo construido es la expresión fundamental de la identidad de una comunidad, de sus relaciones con el territorio y, al mismo tiempo, expresión de la diversidad cultural del mundo”.
Por ello, en el proceso de reivindicación de la memoria colectiva, de la identidad cultural de Extremadura, consideramos imprescindible la recuperación y valorización del patrimonio histórico y cultural de nuestra arquitectura vernácula al ser una de las expresiones materiales y sentimentales del pueblo extremeño.

1.2. LA ARQUITECTURA VERNÁCULA DE EXTREMADURA

Extremadura ha sido, y es en gran medida, poco conocida. En el exterior se tiene una imagen de nuestra tierra que no se corresponde con la realidad, y, en general,  se mantiene el tópico de que Extremadura por el Sur es una prolongación de Andalucía y por el Norte de Castilla…

Los estudios realizados demuestran lo contrario: que en la mayoría de los casos es la prolongación cultural extremeña la que se extiende a los territorios lindantes de otras regiones. Así lo plantea nuestro amigo andaluz, Juan Agudo Torrico, profesor de Antropología de la Universidad de Sevilla, con relación a la Comunidad Autónoma de Andalucía:

“Los límites geopolíticos entre lo que hoy son Extremadura y Andalucía, se han considerado entre los más estables a lo largo de la historia dentro de los organigramas políticos  que han articulado el territorio peninsular al menos desde el periodo romano”
“En gran medida las comarcas (andaluzas) más septentrionales de Sierra Morena han actuado de límite a la influencia más potente de los rasgos culturales de la Baja Andalucía, pero ha sido muy permeables a la presencia  de los rasgos culturales de los territorios de la Baja Extremadura; es decir, en muchos aspectos, aún siendo comarcas andaluzas, en términos culturales constituirían el límite meridional de estos territorios extremeños.”
En tal sentido plantea que la arquitectura tradicional del cordobés Valle de Los Pedroches  y de la Sierra de Huelva “se considera una prolongación de la extremeña, participando plenamente de algunos de sus elementos arquetípicos, como ocurre con el ejemplo paradigmático de las construcciones abovedadas y el empleo recurrente del granito en el Valle de Los Pedroches. La misma cuestión se produce en relación con la gastronomía, rituales o léxico”[4]. 

Lo mismo  podríamos decir que ocurre en el Norte  y el Este de Extremadura. Por el Norte, la comarca salmantina de El Rebollar es, en muchos aspectos culturales, la continuación de la comarca extremeña de la Sierra de Gata; Candelada y otras localidades de la provincia de Ávila son una prolongación de La Vera extremeña. Por el Este, la influencia cultural extremeña se extiende a varias poblaciones de Toledo y Ciudad Real a través de las comarcas naturales de Campo Arañuelo y La Siberia

En cambio, por el Oeste ocurre lo contrario. Extremadura y Portugal comparten una larga frontera política de varios cientos de kilómetros, conocida a uno y otro lado por “La Raya / A Raia”, pero ésta ha sido muy permeable e históricamente ha existido un importante e intenso trasiego cultural y económico entre ambos lados. De Norte a Sur en la franja fronteriza de Extremadura encontramos varias comarcas y localidades donde la influencia de la cultura y lengua portuguesa es evidente: Val de Xálima / Valle de Jálama (Valverdi / Valverde del Fresno, As elhas / Eljas, Sã Martim de Trebelhu / San Martín de Trevejo); Ferreira de Alcántara / Herrera de Alcántara; Cedillo; Campiña de Valencia de Alcántara; A Codosera / La Codosera  y por razones obvias la comarca de Olivenza / Olivença.

Extremadura es diversa, existen comarcas y espacios culturales con una fuerte impronta identitaria, pero no es ni por asomo una prolongación de Castilla ni de Andalucía. Los territorios y gentes extremeñas forman un lindo mosaico multicolor de  paisajes, climas, hablas y culturas; donde las teselas son las comarcas, o las áreas culturales con personalidad propia, que componen el dibujo, las señas de identidad del pueblo extremeño que es plural como la vida misma.

  

COMARCAS NATURALES EXTREMEÑAS
1.             Sierra de Gata, 2. Las Hurdes, 3. Plasencia y las Vegas de Coria, 4. Valle del Ambroz, 5. El Jerte, 6. La Vera, 7. Campo Arañuelo, 8. Penillanura del Salor (Alcántara), 9. Penillanura Trujillano-Cacereña, 10. Comarca de los Inores, 11. Los Baldíos de Alburquerque, 12. Sierra de Montánchez, 13. Las Villuercas, 14. Las Vegas del Guadiana (Altas y Bajas), 15. La Liberia Extremeña, 16. Los Llanos de Olivenza, 17. Tierra de Barros, 18. La Serena, 19. Sierra de Jérez y 20. La Campiña Sur.

El relieve de la penillanura con sus grandes dehesas confiere al paisaje extremeño su personalidad más acusada y conocida, ocupando gran parte del territorio central con masas arbóreas de encinas y alcornoques principalmente, aunque también se acompañan de quejigos, fresnos o acebuches.
 Dehesa de la Penillanura Trujillano- Cacereña

Pero igualmente existe una Extremadura montañosa, umbrosa y húmeda con sierras por encima de los 2.000 metros en la vertiente meridional del Sistema Central como las comarcas de La Vera, Valle del Jerte, Valle del Ambroz, Las Hurdes y la Sierra de Gata que presentan bosques de robles, acebos  y  “con sus castañares recoletos en la falda de la sierra  que hace espalda a Castilla”, en palabras de Unamuno.
  Garganta de La Vera

 Cascada del Valle del Jerte      
                                                             
     Asimismo hay una Extremadura del regadío que se localiza en las cuencas del Tajo y del Guadiana: las Vegas del Tiétar, las Vegas del Alagón y del Árrago, las Vegas Altas y Bajas del Guadiana que se caracterizan por la explotación de la agricultura extensiva, que ha colocado a Extremadura en cabeza de la producción de tabaco y tomate, así como ser una de las principales productoras de arroz y soja en todos los territorios que actualmente conforman el Estado español.
  Arrozales de las Vegas del Guadiana

                               
Casa serrana de la comarca de las Villuercas
                                 
Como consecuencia de lo anterior, la arquitectura vernácula de Extremadura presenta una amplio, rico y variado conjunto de tipologías de arquitectura tradicional al ser ésta el resultado de las características culturales y naturales de cada comarca o espacio cultural. Según el relieve del territorio extremeño podemos clasificar, a nivel general, en dos grandes grupos a la arquitectura tradicional de esta Comunidad: arquitectura del llano y arquitectura serrana. Eso sí, con diferentes tipologías en cada comarca. La primera la encontramos en el centro y sur de la región, como la penillanura cacereño-trujillana, la campiña de Valencia de Alcántara, La Serena, la Vegas del Guadiana y en gran parte de la Baja Extremadura. Y la segunda queda circunscrita a las comarcas del Sistema Central y de los Montes de Toledo, como La Vera, Valle del Jerte, Valle del Ambroz, Las Hurdes, Sierra de Gata o Las Villuercas.

 Valle del Jerte

La Vera



LA CASA DEL LLANO
Aunque son diversos los tipos de casas que existen en la arquitectura del llano, nos referiremos al modelo más extendido que se distribuye en dos niveles: planta baja como zona vividera y planta superior como desván bajo la cubierta a “teja vana” y que recibe varios nombres (“troje”, “atroje”, “doblado” o “sobrado”). Un corredor central, de ancho regular al tener que transitarlo las bestias de carga para acceder a las cuadras, atraviesa la casa desde la calle hasta el corral, quedando las habitaciones o alcobas a uno o ambos lados del corredor y con acceso directo desde él. 
                  Casas del llano en la Baja Extremadura

El corredor es lugar de paso y estructurador de espacios. Con puerta doble a uno y otro extremo, como transición del exterior al interior y viceversa. Por el corredor se accede a la estancia de la cocina, al resto de las salas y al corral. La escalera comunica la planta vividera y el desván que servía de almacén y granero. Al fondo, el corral conformado en superficie disponible, patio de desahogo y en muchos casos cuadra y pajar.

                              
Plano del prototipo de vivienda del llano en Nava de Santiago (Alberto González Rodríguez, Extremadura Popular. Casas y pueblos, Mérida, 1990)

La cocina conforma en un solo espacio el centro de la vida de la casa. Esta estancia alberga el hogar y sala de estar, con amplia chimenea de campana compagina el fuego como fuente de calor y de cocción de alimentos.

Los materiales constructivos más habituales usados para el levantamiento de muros son el tapial o el adobe. Aunque las edificaciones de mayor entidad están construidas con muros de piedra, mampostería y mortero de cal; reservando, a veces, estos materiales para los pisos bajos y construyendo los superiores de tapial. También se encuentran fábricas constituidas por una amalgama de cascotes, piedras, cal y tapial, formando argamasas irregulares, pero de gran dureza y resistencia. Pero sea la que sea la composición de la argamasa, tienen una característica común: el grosor de los muros, que normalmente rebasan un metro de espesor. 


LA VIVIENDA DE ENTRAMADO
En la arquitectura de montaña o serrana encontramos diversas tipologías de vivienda tradicional, con una variada utilización del espacio, distribución habitacional y elementos arquitectónicos en cada tipo, de acuerdo con la tradición cultural de la zona y los materiales del entorno que se utilizaron en la construcción (principalmente la piedra de granito o pizarra, la madera de castaño o roble, cal o barro y adobe). Por su significación e interés nos referiremos de forma sucinta a la construcción de entramado.

La vivienda tradicional de entramado en Extremadura dispone, normalmente, de planta baja y dos pisos superiores. Los muros de la planta baja son de mampostería o sillares graníticos y los dos niveles superiores, de igual o diferente vuelo, están realizados con montantes de madera y rellenos de adobes o ladrillos. Este tipo de construcción, con sus variantes y diferencias, es una arquitectura típica de los valles más abrigados del Sistema Central y del Norte peninsular. Su aparición fue posible gracias a la abundancia de madera en esas comarcas y por el mantenimiento de una tradición medieval. Acerca del origen de la arquitectura de entramado, hay autores como Luis Feduchi[5] que defienden su raíz, o al menos, influencias mudéjares. Mientras que García Mercadal[6] no se atreve a asegurar rotundamente el origen musulmán de esta arquitectura, para Torres Balbás[7] no hay duda en este sentido. En cambio para otros, como el extremeño Jerónimo Lozano Apolo, catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid y de la Universidad de Oviedo, plantean que el origen de este tipo de arquitectura popular hay que buscarlo en la Europa central y que llegó a la península en la Edad Media a través de los  peregrinos que venían a Santiago de Compostela.

                                              Sección                                                                                                   Fachada
CASA DE ENTRAMADO

En Extremadura la encontramos en las comarcas de la Sierra de Gata, La Vera y en menor medida en el Valle del Jerte y en el Valle del Ambroz. Normalmente este tipo de edificación presenta dos o tres niveles en altura, se reservándose la técnica de entramado para los pisos superiores, ya que los muros de la planta baja están construidos de rústica mampostería o de sillería. La  técnica constructiva de entramado es ante todo una obra de carpintería, cuya labor consiste levantar el armazón completo de las plantas superiores con madera de castaño o roble sobre los muros de piedra de la planta baja, y a continuación colocar la cubierta del edificio. Los vanos de la estructura de madera se rellenaban, principalmente con adobe, aunque también con ladrillo en algunos casos; esta tarea se realizaba después de la colocación del tejado, ya que no interviene en cuanto a estructura sino sólo para rellenar los vacíos entre montantes de madera.  
               
Casas de entramado de la Sierra de Gata 
    
Casas de entramado de La Vera
        
Sobre los muros de granito de la planta inferior se apoyan las soleras y vigas que sostienen los pisos superiores del edificio. El poco peso de las estructuras superiores permite la construcción de voladizos, consistente en hacer avanzar las paredes de los pisos superiores sobre la planta baja. Los voladizos, apoyándose directamente en las cabezas salientes de las vigas, amplían la superficie de los pisos superiores. Esta prolongación de las fachadas desde el piso primero, gracias a los salientes desde las vigas soleras, y a los tejados tendidos hacia fuera que casi juntan sus aleros en la calle, impiden en verano la entrada estridente del sol en las calles y en invierno protege de los aguaceros. Asimismo, las cubiertas son de teja árabe y presentan, como se dijo anteriormente, un gran saliente para evitar el desgaste de las paredes de adobe y para proteger las ventanas y balcones del temporal. 

En la fachada puede observarse claramente la disposición de sus plantas, normalmente tres, al abrirse vanos en cada una de ellas. La baja lleva dos puertas de distinta altura y situadas a distinto nivel: la más ancha cerrada por una puerta de dos hojas, suele estar al mismo nivel que la calle y comunica con la cuadra o bodega; la más estrecha está situada a un nivel superior que la calle y a la que se accede por unos grandes escalones de bloques graníticos cuyos peldaños se adentran hacia la vía pública, da paso directo al rellano de la escalera que conduce a los pisos superiores. En el rellano de la escalera también existe otra pequeña puerta, llamada «el postigu», para entrar en la bodega sin tener que salir a la calle. Una característica de este tipo vivienda tradicional es asegurar las puertas de las bodegas con grandes cerrojos exteriores de madera, en forma de travesaños, llamados «trancas». En el nivel intermedio de la vivienda suelen aparecer dos ventanas, o un balcón y una ventana. Y el último piso tiene siempre un balcón corrido o solana, retranqueado sobre el plano de la fachada.

La distribución interior de la casa, en general, es la siguiente: la planta baja destinada a cuadra y bodega que en algunos casos disponía de una puerta para acceder a un huerto en la parte trasera del edificio, la intermedia o principal acoge las salas y alcobas, y el último piso estaba el sobrado que también acogía el hogar y la despensa. Y para terminar, señalar que una de las características de la vivienda de construcción entramada es la ausencia de chimenea; como el hogar para el fuego se encontraba en la última planta, los tabiques que separaban los distintos compartimentos del sobrado se levantaban a media altura sin llegar al techo con el objeto de que el humo se esparciera por las vertientes del tejado y saliera al exterior a través de la “tejavana”.

LA “ARQUITECTURA NEGRA" DE LAS HURDES
La arquitectura tradicional de una de las comarcas extremeñas, Las Hurdes, Lah Jurdih para los naturales, con fuerte personalidad cultural, destaca por su especifidad y diferencia con relación a la de las comarcas vecinas debido a las características propias del medio natural hurdano y a la cultura autóctona de sus habitantes. Alrededor de 550 kilómetros cuadrados tienen Las Hurdes y unos 10.000 habitantes se asientan en los siete concejos, formados por una villa (Casar de Palomero), seis lugares (Caminomorisco, Casares, Ladrillar, La Pesga, Nuñomoral y Pinofranqueado) y 36 alquerías (pequeñas aldeas).

 Las fuertes pendientes y los raquíticos suelos han sido estrictos limitantes de las prácticas de pastoreo, apicultura, cultivo y carboneo que proporcionaban sólo una parte de los recursos básicos. Los pobladores de los valles hurdanos (jurdanuh) tuvieron que edificar estructuras capaces de retener el suelo en las laderas y tejer una auténtica maraña de caminos para comunicar las alquerías con las fincas explotadas dentro del valle y disponer de rutas de mayor entidad para el intercambio de productos con los pueblos salmantinos. Un sinnúmero de kilómetros de paredes, acequias y caminos a base de piedra seca configuran un impresionante paisaje cultural que es, en consecuencia, el resultado de una labor ardua que ha permitido a los pobladores aferrarse a una tierra difícil, pero en la que el trabajo continuado garantizaba la tenencia del terreno.

Esta comarca es un islote pizarroso enclavado en el Sistema Central, abundando las pizarras del periodo Cámbrico; aunque también proliferan las pizarras silúricas y los lechos de los ríos hurdanos son pródigos en conglomerados y cuarcitas.




Debido a que la mayor parte de la comarca se asienta en un subsuelo dominado por las pizarras compactas de color verde grisáceo que, al extraerse de los lanchéruh (canteras) y emplearse en la construcción, ofrecen tonalidades muy oscuras; por ello se denomina “arquitectura negra” a las estructuras pizarrosas que tradicionalmente se han venido levantando en esta zona. 
Arquitectura de Las Hurdes 

La arquitectura tradicional hurdana es la apoteosis de la pizarra y se caracteriza por tres rasgos fundamentalmente: 1) por los materiales de construcción que se reducía básicamente a la pizarra, 2) por el levantamiento de las paredes de acuerdo con la técnica de piedra seca y 3) la precariedad de las edificaciones que por sus condiciones de habitabilidad podrían calificarse de infrahumanas.

El hurdano de ayer, cuando iba a contraer matrimonio, autoconstruía su propia vivienda de piedra ayudado por los vecinos. Normalmente era una simple habitación de reducidas dimensiones y forma cuadrilonga, con una o dos plantas y prácticamente con un solo vano, el de la puerta de entrada. Las condiciones de habitabilidad podrían ser clasificadas como infrahumanas; en el caso de las de una planta, la habitación la compartían la familia y el ganado, y en las de dos plantas, la baja se destinaba a cuadra y la otra para alojamiento de la familia.

La devaluación y el desinterés por la vivienda en esta comarca era consecuencia del pensamiento ancestral y el sustrato cultural de los antiguos hurdanos, que se manifiesta en el siguiente dicho popular: “Biénih cuántus puedah y casa cuántih quépah”. Es decir, “bienes muchos, aunque la vivienda sea ínfima”. Aseveración que denota que el hurdano de antes daba prioridad, por encima de sus condiciones de vida, a la propiedad de la tierra y a la jacienda (el ganado).
Foto antigua de una alquería de Las Hurdes 
       

LA ARQUITECTURA RURAL DISPERSA
Dentro de la arquitectura tradicional de nuestra región, existen en el ámbito rural otra serie de construcciones dispersas por el campo que tienen idéntico interés patrimonial e histórico que la arquitectura residencial de los pueblos y aldeas, tanto por lo imaginativo de sus soluciones como por el peligro que corren de desaparición. Son construcciones que han estado asociadas a actividades productivas, agropecuarias o de tipo industrial, como chozos, refugios, majadas, zahúrdas, establos, graneros, pajares, eras, secaderos, molinos, lagares, bodegas, caleras, pozos de la nieve, norias, tejares, palomares, fraguas, hornos, abrevaderos, fuentes, puentes... Debido a que la mayoría ha perdido todo tipo de uso y de funcionalidad, estas construcciones están desapareciendo de forma vertiginosa y anónima ya que no se tiene constancia documental de su existencia por no haber un censo e inventario de ellas, salvo los casos excepcionales realizados en el ámbito local o comarcal por alguna asociación o estudioso.


La elaboración de un censo o inventario regional por comarca es fundamental para conocer  el estado y la importancia de este patrimonio de arquitecturas singulares y de gran valor etnológico, para así poder adoptar medidas legales con la finalidad de su protección y para establecer planes concretos de actuación que permitan la conservación de estas construcciones rurales, como por ejemplo podría ser la de incentivar a los propietarios de este tipo de construcciones mediante la concesión de ayudas económicas para que las mantengan en buen estado de conservación. Igualmente pensamos que la realización de este censo o inventario se debería promover desde la Junta de Extremadura, buscando la colaboración de las diputaciones provinciales y las mancomunidades de ayuntamientos y favoreciendo la participación de las asociaciones cuyos fines sean el estudio y la defensa de nuestra arquitectura vernácula.

La diversidad de arquitecturas tradicionales y de paisajes culturales en tierras extremeñas, reúne los criterios que justifican su valor excepcional, como simbiosis de características culturales y naturales, constituyendo un sobresaliente ejemplo de ocupación tradicional del territorio. Nuestra arquitectura vernácula es una de las manifestaciones más significativa y representativa de la identidad cultural del pueblo extremeño y por ello debe ser protegida y conservada como un valioso legado cultural para  poder transmitir a futuras generaciones de extremeños.

1.3. LA ARQUITECTURA VERNÁCULA Y LAS INSTITUCIONES EXTREMEÑAS
En una época con voluntad arrasadora como es la actual, y en la que impera el criterio técnico e irracional del capitalismo salvaje que define a la cultura dominante, la arquitectura tradicional se enfrenta a un futuro incierto y poco halagüeño... El desarrollo brutal que ha experimentado la ciudad desde la segunda mitad del siglo XX, ha terminado por empujar al hombre a las ciudades. Como consecuencia de este hecho los pueblos empezaron a despoblarse y con ello el deterioro de los núcleos rurales se fue incrementando. El resultado final es el de pueblos escasamente poblados y una arquitectura tradicional que amenaza ruina. Estos hechos, graves en sí, lo son aún más por cuanto significa la desaparición de un espacio histórico, de la memoria colectiva de pueblos que manifiestan la pervivencia en el tiempo y en el espacio de un pasado que emerge como referente cultural con el que nos podemos identificar y, superar así, la fragmentación que ha supuesto para el hombre el desarraigo con la naturaleza en el paso del medio rural a la ciudad.
Situación que se agrava en nuestra Comunidad Autónoma, ya que el medio rural puede conocer una acelerada despoblación y por consiguiente la desvertebración de la sociedad extremeña y la desaparición del extraordinario patrimonio vernáculo construido que alberga. El futuro de este viejo país de las tierras y gentes extremeñas depende de que se consiga mantener a la población en el medio rural: si nuestros pueblos, nuestros campos y nuestras sierras se vacían de gente, desapareceremos inexorablemente como pueblo y nos convertiremos en una masa ingente de individuos desarraigados y sin patria... Por ello pensamos que las políticas y estrategias institucionales sobre patrimonio histórico y cultural no deberán estar orientadas solamente a la tutela y conservación de este patrimonio sino también a su rehabilitación, modernización y promoción con fines culturales y como recurso para la creación de empleo.

Consideramos que el mundo rural no debe entenderse como un mundo del pasado, en Extremadura hay que entenderlo y valorarlo como una apuesta de futuro. Y una de las claves para tener éxito en esta apuesta entendemos que está en favorecer el desarrollo sostenible de nuestros recursos naturales y culturales, como por ejemplo lograr acertar en la política para la conservación y la puesta en valor de nuestra arquitectura vernácula, contemplada como referente histórico-cultural del pueblo extremeño y como recurso social y económico para el desarrollo de nuestro territorio. 

Pero la arquitectura tradicional de nuestras comarcas están conociendo un acelerado y progresivo proceso de destrucción debido, entre otras causas, a la introducción agresiva de nuevas construcciones en el medio rural de acuerdo con los modelos y parámetros del medio urbano; a que los elementos más representativos de la arquitectura tradicional de nuestros pueblos, así como los materiales constructivos tradicionales, en vez de ser actualizados, están siendo sustituidos al completo por otros foráneos propios de las ciudades; a la pérdida de funcionalidad que tuvieron antaño muchas construcciones de la arquitectura tradicional y que en la actualidad ya no tienen, sobre todo las construcciones dispersas en el ámbito rural y otras de carácter funcional de tipo industrial como chozos, molinos, hornos, pozos de la nieve, etc.

Desde nuestra valoración, el estado de nuestra arquitectura vernácula, este patrimonio creado a lo largo de los siglos gracias al ingenio y el trabajo callado del pueblo extremeño, es coincidente con el diagnóstico que se plantea a nivel estatal en la  “Declaración Institucional de Albacete” (2001): «... que estamos en una situación de emergencia y que está en peligro la identidad de una cultura que sin duda provocará la pérdida irreversible de importantes ejemplos de nuestro acervo cultural y patrimonial». (ANEXO I)

Por otro lado, las políticas y actuaciones coyunturales de las distintas Administraciones, así como algunas ideas y actitudes que han sido dominantes en la sociedad extremeña creemos que ciertamente ha favorecido, o al menos no ha frenado, el deterioro creciente de la arquitectura tradicional. Y consideramos que ello se ha debido a que las instituciones políticas y administrativas se habían quedado rezagadas en asumir el nuevo concepto de patrimonio histórico y cultural como trataremos de exponer a continuación.

La visión que hoy tenemos sobre lo que debe ser considerado e incluido como patrimonio cultural, surgió en gran parte en los años setenta del siglo anterior, cuando se traspasó el corsé sobre lo que hasta entonces se vino denominando patrimonio histórico, bienes limitados a contenidos relacionados con valoraciones meramente histórico-artísticas.

A partir de la 2ª Guerra Mundial, una vez establecidos organismos internacionales como la ONU, UNESCO, ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios) o el Consejo de Europa (el organismo que ha destacado en materia de defensa del patrimonio europeo),  es cuando se desarrolla la teoría de los Bienes Culturales y se inicia la adopción de medidas para la protección del patrimonio cultural que representa la arquitectura vernácula, que se concretan en un conjunto de Recomendaciones, Directrices y Resoluciones de diversos organismos internacionales como los siguientes:

-1962, la Asamblea General de la UNESCO aprueba la Recomendación para la protección de la belleza y del carácter de los lugares y paisajes. Por primera vez se plantea la necesidad de la conservación de la arquitectura tradicional y de que las nuevas construcciones estén en armonía con el conjunto.
-1963, Recomendación relativa a la defensa y valoración de los sitios (urbanos y rurales) y de los conjuntos histórico-artísticos del Comité de Ministros del Consejo de Europa.
-1965, La Carta de Venecia aprobada por ICOMOS. Pide el reconocimiento internacional del valor de la “arquitectura modesta” (término que se acuña para definir a la arquitectura tradicional frente a la “arquitectura culta”  o “gran arquitectura”).Y reclama que este patrimonio sea equiparable, en sus significados culturales, a los monumentos históricos. 
-1972, La Conferencia General de la UNESCO aprueba La Recomendación sobre el patrimonio cultural y natural.
-1975, Carta Europea del Patrimonio Arquitectónico. Recoge la necesidad de la preservación de un patrimonio que está formado “no sólo por nuestros monumentos más importantes, sino también por los conjuntos que constituyen nuestras ciudad antiguas y nuestro pueblos tradicionales en su entorno natural y construido”. Su valor se justifica por ser “una manifestación de la historia y nos ayuda a comprender la importancia del pasado en la vida contemporánea”. Este patrimonio “es un capital de valor espiritual, cultural, social y económico insustituible.
-1976, La Conferencia General de la UNESCO aprueba La Recomendación relativa a la salvaguarda de los conjuntos históricos o tradicionales y su función en la vida contemporánea.
Avisa ya de “los peligros de uniformización y de despersonalización” y se defiende como “conjunto histórico o tradicional todo grupo de construcciones y de espacios tanto en medio urbano como en medio rural...”, una definición que equipara en cuanto a sus valores y situaciones de riesgo el patrimonio histórico y al tradicional.
-1985, La 2ª Conferencia Europea de Ministros responsables del Patrimonio Arquitectónico aprobó en Granada el Convenio de Granada para la Salvaguarda del Patrimonio Arquitectónico Europeo. En este convenio se reiteran las razones para la protección y valorización del patrimonio arquitectónico europeo y recomienda a los Gobiernos de los países europeos la “ampliación de las categoría de bienes culturales a proteger: la arquitectura vernácula, rural e industrial, y la arquitectura de los siglos XIX y XX”.
-1989, como ya citamos anteriormente, el Consejo de Europa aprueba la Recomendación relativa a la protección y puesta en valor  del Patrimonio Arquitectónico Rural que establece las directrices comunes para la elaboración de políticas en defensa de la arquitectura rural tradicional y planteando que “es uno de los componentes más auténticos de la cultura europea”. 
-Y en la Carta del Patrimonio Vernáculo Construido (aprobada en 1996 en Jerusalén y ratificada por la asamblea general de ICOMOS en México, 1999) se reclama de la arquitectura vernácula el carácter  de cultura identitaria de los pueblos: “El patrimonio tradicional o vernáculo construido es la expresión fundamental de la identidad de una comunidad, de sus relaciones con el territorio y al mismo tiempo, expresión de la diversidad cultural del mundo”.

La evolución del concepto de patrimonio cultural en un plano internacional, ha experimentado un giro tremendo, desde la escueta visión que reconocía valores en determinadas esculturas, monumentos o pinturas (patrimonio histórico-artístico), desde el coleccionismo erudito, hasta llegar a una visión actual –aún manifiestamente mejorable- en la que el concepto de patrimonio cultural aparece como dinámico, como instrumento de identidad, como motor de desarrollo económico y sociocultural, abordable desde una visión integral y culturalista. En definitiva, nos encontramos en una fase donde el patrimonio cultural ha pasado a ser prácticamente todo aquel testimonio del hombre y de la naturaleza, constituyendo un patrimonio global para la humanidad, donde del marco ideológico del conservacionismo podemos pasar a hablar de otro, el del desarrollo patrimonial sostenible.

La Ley 2/1999 de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura, del 29 de marzo de 1999 (ANEXO II), supuso un avance con respecto a la Ley 16/1985 del 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español. En la ley nacional se considera Patrimonio Histórico y Cultural de España al "constituido por todos aquellos bienes de valor histórico, artístico, científico o técnico que conforman la aportación de España a la cultura universal" y la ley aprobada por la Asamblea de Extremadura define como Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura “tanto el patrimonio inmueble y mueble como todo aquel patrimonio inmaterial o intangible que reúne valores tradicionales de la cultura y modos de vida de nuestro pueblo que son dignos de conservar”, sentándose así, no sólo las bases para el conocimiento y la difusión de la cultura extremeña a las generaciones venideras, sino también la tutela sobre bienes que van más allá del patrimonio histórico y artístico, material e inmaterial, donde claramente se sitúa la arquitectura tradicional.

En el Artículo 6 de la citada Ley extremeña queda establecida la clasificación de las distintas figuras de protección “A los efectos de su declaración como Bienes de Interés Cultural...”, que se concretan en las siguientes:
-Monumentos: El edificio y estructura de relevante interés histórico, artístico, etnológico, científico, social o técnico, con inclusión de los muebles, instalaciones y accesorios que expresamente se señalen.
-Conjuntos Históricos.
-Jardín Histórico.
-Sitios Históricos: El lugar o paraje natural donde se produce una agrupación de bienes inmuebles que forman parte de una unidad coherente por razones históricas, culturales o de la naturaleza vinculadas a acontecimientos, recuerdos del pasado o manifestaciones populares de las raíces culturales de una comunidad que posean valores históricos o técnicos.
-Zona Arqueológica.
-Zona Paleontológica.
-Lugares de Interés Etnológico: Los espacios naturales, construcciones o instalaciones industriales vinculadas a formas de vida, cultura y actividades tradicionales del pueblo extremeño, tales como antiguos almacenes, fábricas, elementos distintivos como chimeneas, silos, puentes, molinos.
-Parques Arqueológicos.
-Espacios de protección arqueológica.

Si nos atenemos a las definiciones de estas categorías, dentro de las que se pueden adscribir los bienes culturales definibles como pertenecientes a la arquitectura tradicional, serían las de Monumento, Lugar de Interés Etnológico y Sitio Histórico.

Pero en Extremadura, igual que en el resto de las Comunidades Autónomas, aunque en los últimos años la visión y el concepto de patrimonio cultural haya conocido avances en la dirección que señalan las resoluciones y directrices internacionales, aún se observa cierta falta de voluntad política  a la hora de destinar partidas presupuestarias para la protección, rehabilitación y puesta en valor del patrimonio vernáculo construido.

Consideramos que el viejo concepto de patrimonio de patrimonio cultural aún está arraigado en las instituciones y en la sociedad, cosa que por otro lado comprendemos ya que lo viejo opone fuerte resistencia a ser sustituido por lo nuevo. Por ello es innegable que la visión del patrimonio histórico cultural reducido a la antigüedad, la monumentalidad y los bienes artísticos, aún goza  de preferencia entre gobernantes, instituciones y parte de la sociedad, lo cual dificulta la elaboración y aplicación de políticas para la conservación y valorización de la arquitectura tradicional.

Algunas manifestaciones de lo expuesto anteriormente, del peso del viejo concepto de patrimonio en las instituciones, las encontramos en los siguientes ejemplos:

1. La consideración oficial de que la arquitectura tradicional es un “patrimonio menor” aún sigue viva, por ello ha sido tratada como uno de los “testimonios culturales prescindibles”... En cambio, el denominado “patrimonio mayor o monumental” testimoniado por palacios, castillos, arquitectura militar, iglesias, monasterios o yacimientos arqueológicos, ha tenido, y tiene, todo el reconocimiento institucional y todas las ayudas públicas que se requieran para su protección y conservación, cuando algunas de esas “obras monumentales”  son el testimonio de la opresión y el saqueo al que históricamente estuvo sometido el pueblo extremeño. El “patrimonio mayor” arquitectónico es evocador del poder y el esplendor de nobles y obispos o de gestas militares que la mayoría de las veces sólo trajeron ruina material y desolación espiritual a nuestra tierra y a nuestra gente. En cambio el llamado “patrimonio menor”, la arquitectura del pueblo, es evocadora de las formas de vida y trabajo de un pasado reciente, siendo por tanto un testimonio vivo ya que forma parte de la memoria colectiva que recuerda los usos que la dieron vida.

2. .Porque hasta en la propia Ley de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura se prioriza y  facilita la tutela legal de la arquitectura militar y de otros elementos arqueológicos, como se contempla en la Disposición Adicional 2ª: “Se consideran declarados Bienes de Interés Cultural por ministerio de esta Ley los castillos y los elementos de la arquitectura militar de Extremadura cualquiera que sea su estado de ruina, las cuevas, abrigos y lugares que contengan manifestaciones de arte rupestre, los escudos, emblemas, piedras heráldicas, rollos de justicia, cruces de término y piezas similares de interés artístico o histórico”...  

3. En la Comunidad Autónoma de Extremadura están declarados 233 Bienes de Interés Cultural  de acuerdo con las siguientes categorías: 180 Monumentos de Interés Cultural, 32 Conjuntos Históricos de Interés Cultural, 4 Sitios Históricos, 16 Zonas Arqueológicas y 1 declaración de B.I.C. para “A Fala de Xálima”, un arcaico lenguaje del portugués arcaico que se habla en tres poblaciones del noroeste de Extremadura: Sã Martim de Trebelhu/San  Martín de Trevejo, As Elhas/Eljas y Valverdi/Valverde del Fresno. Pero es significativo y sintomático que del total de los 180 monumentos declarados B.I.C., tan sólo 3 se correspondan  con manifestaciones de la arquitectura tradicional o de la industria tradicional: “Edificio del Obrero Extremeño” (Almendralejo), “Antigua Fábrica de las Harinas” (Villafranca de los Barros), “Fuente Concejo” (Zarza la Mayor); siendo la gran mayoría, 97 en total, de la arquitectura religiosa (iglesias, conventos, monasterios…); más 16 palacios, 16 de arquitectura militar (castillos y murallas), 9 puentes monumentales, 4 plazas de toros, etc. También fueron declarados B.I.C. con la categoría de Sitio Histórico El Lavadero de los Barruecos (Malpartida de Cáceres), el Pozo o Casa de la Nieve (Salavatierra de Barros) y el “Pozo de la Nieve” (Villar del Rey). (ANEXO II)

1.4. ALGUNOS PROYECTOS DE LA JUNTA DE EXTREMADURA PARA LA PUESTA EN VALOR DE LA ARQUITECTURA TRADICIONAL
Poco a  poco debido a la sensibilización social ante el patrimonio arquitectónico tradicional y, también, por qué no decirlo, a la “moda” por lo rural, se está conociendo un fuerte movimiento por la rehabilitación y recuperación de edificios tradicionales para destinarlos a diferentes usos públicos y privados. Se han recuperado  viejos molinos harineros y de aceite, chozos y casas tradicionales para usos públicos como “Museos de Identidad”, “Centros de Interpretación Temáticos” o “Aulas de la Naturaleza”; para negocios de hostelería como albergues o casas rurales, y también para casas particulares. (ANEXO III)

La arquitectura tradicional está siendo un recurso importante para el desarrollo del turismo rural y cultural en Extremadura. Lo cual siendo importante para el desarrollo económico de las zonas rurales y para asentar la población en sus pueblos, no está exento de graves peligros para la conservación del patrimonio vernáculo construido. Por la irrupción del turismo en el medio rural extremeño, nuestra arquitectura tradicional y su entorno natural ya ha pagado un precio con desafortunados proyectos de construcción y de nuevas vías de comunicación. En tal sentido aumenta la preocupación en algunos colectivos y organismos, como por ejemplo, la Asociación para el Desarrollo Integral de Sierra de Gata  (ADISGATA) que el pasado año realizó una campaña publicando un breve pero muy útil manual con el objetivo de aportar ideas para compatibilizar la rehabilitación y la conservación del patrimonio que tiene el significativo título «¿REHABILITAR? SÍ, QUIERO. CUIDAMOS LO NUESTRO» y en el que se puede leer «Tanto es patrimonio un palacio como un secadero, un horno, una tranca, una casa o un poyo, siempre que nos hable de las costumbres y maneras de resolver los pequeños o los grandes problemas cotidianos del hombre».    

El crecimiento del turismo rural es significativo en nuestra tierra. Algunos datos así lo confirman.

 Según datos del INE[8], en 2001 hubo 66.547 pernoctaciones en alojamientos de turismo rural y, en 2005, ascendieron a 145.133, que supone el incremento de un 118% durante este periodo.
 Igualmente, los acampamentos turísticos en zonas rurales, durante el mismo periodo, se ha pasado de 186.740 en 2001 a 229. 901 en 2005, con el aumento de un 23%.

 Y una encuesta-estudio sobre demanda turística realizada, en otoño de 2005, por el Plan de Dinamización Turística en la comarca de La Vera, evidenció que más del 81% de los turistas visitan esta comarca por su arquitectura tradicional.

Estamos de acuerdo en que el turismo es un hecho social, económico y cultural irreversible. Esta actividad en el medio rural, dada la variedad y riqueza de la arquitectura tradicional y paisajes naturales que encontramos en Extremadura, puede comportar cuantiosos beneficios socio-culturales y económicos para nuestros municipios y comarcas. Pero para que el turismo rural y cultural resulte tolerable en su medio, los efectos negativos de dicha influencia deben ser estudiados cuidadosamente y ser objeto de una política concertada y efectiva a todos los niveles de la Administración que los impida o limite. Por ello ante el incremento del turismo rural que está conociendo nuestra Comunidad Autónoma, consideramos que es necesario la adopción de algunas medidas legales que, entre otras cosas, definan  que el respeto al patrimonio cultural y natural es lo que debe prevalecer sobre cualquier otra consideración, por muy justificada que ésta se halle desde el punto de vista socio-político o económico.

Se hace necesario un conjunto de medidas para acabar con la descoordinación entre las administraciones locales y la autonómica  que está originando caos en el sector turístico y auténticos desaguisados urbanísticos en algunas comarcas; para que en todos los planes de desarrollo del turismo rural de ámbito local, comarcal o regional se contemple la preservación, rehabilitación, mantenimiento y puesta en valor de nuestra arquitectura popular; para establecer una política dirigida a la dotación del necesario equipamiento y a la orientación del movimiento turístico, que tenga en cuenta las limitaciones de uso y de densidad y que impida el incremento del turismo anárquico; para condenar toda dotación de equipamiento turístico o de servicios que entre en contradicción con la principal preocupación que ha de ser la preservación y el debido respeto al patrimonio cultural y natural existente.

Igualmente, ante el aumento del turismo nos preocupa una tendencia que observamos va en aumento: el “rusticismo”… Solo valora el “material visto” por su origen natural (piedra o madera) y puede resultar peligroso al no importarle derruir lo edificado “porque siempre se puede hacer igual o mejor”, no le interesa sino la apariencia de antiguo. La arquitectura popular no es “rusticista”, sino rústica, y lo es únicamente por encontrarse en el medio rural, pero no pretende ser tosca; al contrario, dentro de su funcionalidad intenta muchas veces dotar de categoría al edificio mediante elementos de cantería bien labrada o carpinterías muy elaboradas, en donde se distingue el tipo de madera, el tipo de piedra, el tipo de fábrica.

El “rusticismo” es tosco y grosero y carece de cultura a sabiendas, se vanagloria de ello porque no la necesita ya que paradójicamente pretende recrear el pasado cuando carece de historia, es una moda. La arquitectura tradicional es muy elaborada, tiene una tradición de siglos, cuyas obras pueden mantenerse o renovarse porque tienen verdadero valor funcional.


Es en este contexto, cuando la Junta de Extremadura ha comenzado a poner la arquitectura tradicional en el puesto de mando, que se merece, de la política del gobierno regional, tal vez empujada por los datos que indican que es un recurso social y económico de cierta importancia  para el desarrollo de los núcleos de población rural, o tal vez por la creciente demanda social a favor de nuestra arquitectura vernácula. Los tres proyectos, impulsados por la Junta de Extremadura, que a continuación reseñamos, son un ejemplo de que las cosas están cambiando en el gobierno extremeño con relación a la valoración del patrimonio construido vernáculo de nuestra tierra. Por ello nos felicitamos quienes desde hace años venimos luchando por la protección, conservación y puesta en valor de la arquitectura tradicional de Extremadura.

1. PROYECTO RECURSOS HUMANOS Y PATRIMONIO

Es un proyecto que impulsa la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura, entre otras razones, al detectar que las técnicas tradicionales de construcción aplicadas al ámbito de la protección y rehabilitación del patrimonio se encuentran en riesgo de pérdida, al no promoverse su conocimiento y valoración y porque además, pueden constituir un nuevo yacimiento de empleo en el medio rural.

El Proyecto “Recursos Humanos y Patrimonio” plantea una estrategia de desarrollo social y económico sobre la base del patrimonio cultural, articulando redes en el territorio de la Vía de la Plata, con el objetivo de aumentar el nivel profesional de los/as trabajadores/as de las empresas ligadas al sector del turismo y la construcción.

El proyecto trata de conectar tres conceptos fundamentales: empleo, formación y conservación del patrimonio tradicional construido, teniendo en cuenta que los profesionales que conocen estas técnicas están desapareciendo. Se trata de aprovechar estas competencias profesionales (ese “saber hacer”) y convertirlo en una formación homologada que se pueda impartir en Extremadura. En el proyecto se parte del convencimiento de que la utilización de estas técnicas milenarias y antiguas constituye un yacimiento de empleo tanto en nuestra comunidad como en otras del Estado español. Existen técnicas tradicionales que tienen una antigüedad de más de dos o tres mil años y a las que hasta ahora no se le ha dado ninguna importancia en Extremadura y están teniendo gran repercusión en varios países europeos.

El área de actuación del proyecto son diez Mancomunidades que integran un total de 90 municipios de la región cuyo patrimonio cultural y cascos históricos se encuentran ligados a la Vía de la Plata a su paso por Extremadura.

El proyecto se concreta en las siguientes acciones:

1. Catálogo de técnicas y materiales tradicionales de construcción en Extremadura.
Se está elaborando un catálogo que contendrá unas cuatrocientas fichas descriptivas de las técnicas y materiales tradicionales utilizadas en la rehabilitación de edificios extremeños. El objetivo de esta recopilación es rescatar estas técnicas como alternativas válidas a las soluciones convencionales utilizadas en la actualidad, que cada vez están más lejos de los recursos naturales específicos y de los medios y conocimientos de las personas que pueden ejecutarlos. Este catálogo está sirviendo de base para la redacción de unidades de competencias y módulos de formación que el proyecto está diseñando y que próximamente pondrá en marcha.

Esta actividad supone la primera redacción de un catálogo de técnicas tradicionales de la construcción en Extremadura, recogiendo con detalle los oficios tradicionales de albañil, cantero, carpintero, pintor, yesista y herrero. La catalogación de materiales tradicionales de construcción está permitiendo no solamente recoger los materiales utilizados en la construcción tradicional (por ejemplo tipos de piedra, granítica, pizarras, calizas, material cerámico de tejar, cal morena, arenas seleccionadas, maderas o metales como el cobre, el bronce o el hierro forjado), sino los métodos de preparación previa a la obra, lugares naturales de producción y posibilidades de explotación.

2. Curso de Especialistas en Técnicas Tradicionales de Construcción.
El diseño de un curso de formación de Especialista en Técnicas Tradicionales de Construcción supone para el proyecto pasar de la teoría a la práctica, para avanzar en este sentido, se necesitaba la colaboración de dos entidades fundamentales como son el Servicio Extremeño Público de Empleo, y la FECONS (Federación Provincial  Empresarial cacereña de la construcción) puesto que desde el proyecto se marcó el objetivo de transformar estos contenidos en un itinerario formativo para que pudiese ser trasladado a los beneficiarios finales: los trabajadores de las empresas de rehabilitación de nuestra región.

Por tanto, tomando como base el catálogo descrito, desde el proyecto se ha trabajado estrechamente con el Servicio Extremeño Público de Empleo en el diseño de un curso de formación de Especialista en Técnicas Tradicionales de Construcción para su  homologación por el Instituto Nacional de Empleo a nivel nacional. Se trata de un curso específico, es decir, de capacitación para el desempeño de una parte significativa de una ocupación, permitiendo la profundización en el dominio de una técnica o proceso de trabajo.

El referencial formativo pasará a formar parte del fichero de especialidades, que constituye la oferta formativa del Servicio Extremeño Público de Empleo y permitirá la puesta a disposición de una formación especializada para la mejora de las competencias profesionales tanto de los trabajadores de la construcción como de personas desempleadas en relación con las técnicas tradicionales de construcción. En este curso, aproximadamente 1200 personas serán formadas  como Especialista en Técnicas Tradicionales de Construcción.

2. PROYECTO PARTEXAL

El proyecto PARTEXAL, acrónimo de Patrimonio Rural Transfronterizo Extremadura-Alentejo, se encuadra en la Iniciativa Comunitaria Interreg III A, de cooperación transfronteriza, que tiene por objetivo inventariar los recursos de patrimonio rural existentes  y la rehabilitación del patrimonio arquitectónico de las localidades de la Raya.  Cuenta con un presupuesto total de 829.525,33 euros, de los cuales el FEDER aporta 622.144 (el 75 por ciento) y los socios 207.381,33.

El proyecto PARTEXAL, liderado por la Consejería de Desarrollo Rural de la Junta, a través de la Dirección General de Administración Local, integra tres socios: la FEMPEX, la Universidad de Évora  y la Asociación de Municipios del Norte Alentejano (AMNA).

En Extremadura, el área de intervención del proyecto es la comprendida por las mancomunidades de Sierra de San Pedro, Sierra de Gata, Tajo-Salor, Rivera de Fresnedosa, San Marcos, Hurdes, Olivenza, Tentudía y Sierra de Jerez. Del Alentejo, las quince cámaras municipales que componen el área de intervención de la Asociación de Municipios del Norte Alentejano (AMNA).

El proyecto, tiene como objetivo la valorización del patrimonio arquitectónico rural como eje de desarrollo social y económico de las zonas rurales del área transfronteriza mediante el desarrollo turístico. Los objetivos concretos del proyecto son inventariar los recursos de patrimonio rural existentes en las mancomunidades extremeñas beneficiarias del proyecto y en el territorio portugués, la valoración de la situación actual de aquellos elementos susceptibles de recuperación, mediante la concreción de actuaciones y presupuestos de intervención para la valorización de dichos recursos; la priorización de las actuaciones de recuperación a realizar, en el marco del proyecto, en base al resultado del inventariado y de las propuestas de intervención; la articulación de convenios con las mancomunidades y municipios participantes en el proyecto para la ejecución de las intervenciones priorizadas; y elaborar una guía gráfica sobre patrimonio rural  transfronterizo de Extremadura y Alentejo.

3. PROYECTO PARA EL INVENTARIADO DE LOS CHOZOS DE PIEDRA

La Asociación por la Arquitectura Rural Tradicional de Extremadura, ARTE, desde su constitución ha venido reclamando con insistencia la necesidad de proteger a los chozos extremeños mediante su inclusión como bienes  culturales inventariados en el Inventario del Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura, de acuerdo con los artículos 17 y 18 de la Ley 2/1999, de 29 de Marzo, de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura, así como la declaración de B.I.C.de forma singularizada para aquellos chozos que sean más representativos y relevantes de la cultura extremeña de acuerdo con el artículo 6. 1. g) de la citada Ley. En tal sentido esta asociación ha venido desarrollando una importante campaña de divulgación con el fin de contribuir a la concienciación de las instituciones y de la población en general  en la necesidad de la conservación de los chozos, así como para aumentar la valorización social y cultural de estas singulares construcciones de la arquitectura rural tradicional. Desde la revista Piedras con raíces, libros, conferencias y los medios de comunicación regionales, que han ofrecido interesante y abundante información, hemos tratado de llevar este mensaje a la sociedad extremeña.

Como consecuencia de ello, entre la población extremeña se está conociendo un importante aumento de la valoración social de nuestra arquitectura tradicional, y en los último año ha crecido significativamente la demanda social en favor de medidas para la protección y conservación de los chozos. Muchas iniciativas locales en defensa de los chozos así lo demuestran. Y la Asamblea de Extremadura se ha hecho eco de esta demanda social aprobando una Proposición No de Ley para la proteción, conservación y puesta en valor de los chozos de nuestra Comunidad Autónoma.

La asociación ARTE, impulsó la inciativa de presentar una proposición no de ley en la Asamblea de Extremadura para la protección de los chozos de piedra,  cosa que hizo el día 20 de octubre de 2005 el grupo parlamentario PSOE-Regionalistas, a propuesta nuestra, siendo aprobada por unanimidad de todos los grupos parlamentarios de la cámara autonómica. Esta PNL exige la protección legal de todos los chozos de la comunidad autónoma de acuerdo con la Ley de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura e insta a la Junta de Extremadura a elaborar y aplicar planes de actuación para inventariar y restaurar estas singulares construcciones rurales, así como para promover su puesta en valor como recurso cultural, social y económico.

En concreto, el texto de la PNL aprobada en la Asamblea se articula en los siguientes puntos:

1º La Asamblea de Extremadura insta a la Junta de Extremadura a la realización de un inventario de los chozos que aún existen en nuestra región, con la finalidad de conocer el número exacto, su estado de conservación y los diversos tipos existentes

2º La Asamblea de Extremadura insta a la Junta de Extremadura a la inclusión de los chozos de piedra como Bienes Inventariados en el Inventario del Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura, de acuerdo con los artículos 17 y 18 de la Ley 2/1999, de 29 de marzo, de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura.

3º La Asamblea de Extremadura insta a la Junta de Extremadura al establecimiento  de Planes concretos  de actuaciones junto  a otras instituciones, Diputaciones Provinciales, mancomunidades, y ayuntamientos para la rehabilitación y mantenimiento de los chozos.

4º La Asamblea de Extremadura insta a la Junta de Extremadura a promocionar la utilización y la promoción de los chozos como recurso cultural y económico social (aulas de la naturaleza, albergues, refugios en las rutas de senderismo etc.).

La tutela institucional de los chozos por el Parlamento extremeño supone un avance sin retorno en la buena dirección hacia el compromiso de las instituciones regionales con la protección y conservación de los chozos y todas las tipologías de la arquitectura vernácula extremeña.


2. El CHOZO: BIEN CULTURAL DE LA COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EXTREMADURA

Como dijimos anteriormente, la arquitectura tradicional ha sido una respuesta a las necesidades físicas y espirituales de un colectivo, de una comunidad, creando unos modelos arquitectónicos originales en razón de su experiencia histórico-cultural y por las adaptaciones ecológicas propias de cada territorio. Y uno de los modelos más singulares de la arquitectura tradicional de Extremadura es el chozo, al ser un excelente ejemplo de adaptación arquitectónica al medio natural, en el que no desentona ni por la escala ni por los materiales que fueron extraídos directamente del lugar y sufrieron pocas transformaciones para su puesta en obra.

En un sentido amplio, se denominan chozos a todos aquellos espacios de habitación permanente o temporal de pastores y campesinos que reúnan las mínimas condiciones de habitabilidad, a veces ninguna, si los observamos desde la óptica del modo de vida actual.

Son unas construcciones de un alto sentido utilitario; edificios sinceros, exentos de ornamentación, que nos muestran sin pudor su sistema constructivo y donde los materiales utilizados marcan el carácter y definen la forma. En eso reside la profunda verdad de esta construcción rural.
El modelo constructivo del chozo reúne una serie de características que lo han hecho idóneo en el mundo rural: una sorprendente autonomía de ejecución capaz de dar respuesta (y con bajo coste) a las necesidades de proporcionar una habitación temporal o permanente. Y como las tierras y gentes extremeñas, se han desenvuelto en un universo eminentemente rural, el chozo fue utilizado de forma generalizada como habitación permanente o temporal, como albergue o refugio, como almacén o establo.

El chozo forma parte del paisaje rural de las tierras extremeñas, lo encontramos en la sierra y en el llano, en la dehesa y en la vega. La denominación de chozo, en tierras extremeñas, generalmente se ha aplicado a los construidos enteramente con materias vegetales. Los otros tipos, los levantados totalmente con piedra o mixtos, reciben diferentes nombres según las comarcas: “chozus”, “chozas”, “chozuelos”, “chafurdóns”, “chajurdonis”, “zajurdonis”, “batucas”, “bobias”, “bóvedas”,  “bujardas”, “bujíos”, “bobias”, “garnachos”, “murus”, “torreones”, “torrucas”,… Con diversas denominaciones y pequeñas variantes arquitectónicas, los chozos existen en todo el territorio extremeño, en cualquier municipio o comarca extremeña siempre aparece la sempiterna imagen del chozo, siendo por ello la construcción rural tradicional más emblemática y representativa de Extremadura.


 "Bujío" de los Llanos de Cáceres

 "Chafurdôm" del Val de Xálima
"Bujarda" de Llerena

Durante siglos, y hasta fechas muy recientes, en torno al chozo se vertebró la economía y la vida familiar de muchos extremeños. El chozo era el centro vital de muchas explotaciones del medio rural, fue una auténtica unidad de producción familiar.
El chozo se construía en el lugar de trabajo, al lado del tajo, junto a otras construcciones e instalaciones propias de la actividad a realizar. En Extremadura, el chozo no sólo fue una construcción de pastores, además de en la majada, estaba prácticamente presente en todos los lugares de actividad productiva del campo, como la dehesa, el olivar, la viña, el bosque, el melonar, la mina o el pinar.
          
Hasta aproximadamente el principio de la década de 1970, el chozo fue habitación permanente o temporal de pastores, agricultores, jornaleros, gañanes, guardas, carboneros o resineros. Los chozos representan en nuestra tierra un valioso patrimonio cultural muy cercano y entrañable.

El valor de los chozos radica en su condición de ser un texto documental que nos habla del pasado, de la forma de vida y trabajo en el campo hasta un pasado muy reciente. Estas construcciones nos informan de las relaciones sociales que existieron en el medio rural y de las relaciones respetuosas de las generaciones que nos precedieron con el entorno natural.

Por ello el chozo es un testimonio cultural vivo ya que forma parte de la memoria colectiva del pueblo que recuerda la funcionalidad que tuvo. Y si el conjunto de la arquitectura tradicional de Extremadura es parte importante del acervo cultural y patrimonial del pueblo extremeño, el chozo es, sin lugar a dudas,  la construcción más genuina y simbólica y por tanto una de las señas de identidad cultural más significativa de Extremadura.


   Aldea en el sur de Extremadura (Foto de Kart Hielscher, 1900)

LA MIRADA DEL TIEMPO 11
Memoria gráfica de la historia y la sociedad españolas en el siglo XX
DEL CAMPO A LA CIUDAD I
EL PAÍS

    Venta en el Sur de Extremadura (1900)
KURT HIELSCHER (1881-1948)
Foto publicada en su libro: Das unbekannte Spanien (Picturesque Spain-La España incógnita)



2.1. TIPOS DE CHOZOS EN EXTREMADURA
La tipología de los chozos extremeños responde en su generalidad al siguiente esquema constructivo: edificación de planta circular o redondeada, paredes de piedra levantadas de acuerdo con la técnica de “piedra seca”, de poca altura y escasos vanos, cerradas en unos casos por una falsa cúpula del mismo material que los muros,  y en otros, por una cubierta vegetal o con una techumbre de tejas. También ha existido otro tipo de chozos, los hechos enteramente de materias vegetales y podían ser fijos o móviles, pero debido a los materiales perecederos de que están hechos su prolongación en el tiempo es corta, aunque en algunas localidades se continúan fabricando para determinadas fiestas y eventos culturales.

Por ello según los materiales empleados en su construcción, distinguimos cuatro tipos:
 
TIPO 1.- Hechos enteramente de materias vegetales.
TIPO 2.- Paredes de piedra y cerrados con cubierta vegetal.
TIPO 3.-Construidos íntegramente de piedra y cerramiento con “falsa cúpula”.
TIPO 4.-Paredes de piedra o adobe y techumbre de teja.

TIPO 1
Chozos  hechos íntegramente de materias vegetales, pudiendo ser fijos y movibles. Su planta es circular y se levanta formando una estructura cónica o cupuliforme con varas y rollizos de madera, posteriormente se cubre con ramajes u otras materias vegetales que son cosidas al armazón  de la estructura, principalmente de escoberas, eneas, juncos o bálago de centeno.

          Chozo fijo de escoberas   
Chozo de bálago de centeno

Los chozos transportables de estructura trenzada de paja o enea formando una sola pieza, constituyen una tipología específicamente extremeña. Una de las particularidades de estos chozos, en su versión más reducida, era su utilización para ser transportados, por lo que se llamaban “chozos de muda”. Admitían un gran número de variantes debido a los diferentes tamaños, formas de construcción y diversidad de los materiales existentes en cada lugar que se adaptan a las diversas funciones o usos. Estos eran adecuados a la movilidad de los pastores, no excediendo, debido a ello, de cierto peso y medida. Se transportaban sobre el lomo de dos burros conducidos por otras tantas personas o en carros. Solían ser construcciones aisladas, prototipo de una arquitectura móvil y efímera.

  Proceso de fabricación de un chozo vegetal

Los chozos movibles fueron propios de pastores ya que permitía su traslado a los lugares de aprovechamiento de las hierbas y pastos. El motivo de la desaparición y fabricación de estos chozos se debió a la supresión de los lotes de las rastrojeras y a causas apuntadas con anterioridad. Estos dejan de construirse en la década de los setenta.

Los chozos de mayor tamaño, llamados familiares, eran fijos y no se mudaban, siendo en estos donde residía la familia, el pastor y los suyos.  En otros casos tenían uno para el matrimonio y otro para los hijos. No era infrecuente que hubiese un grupo de tres o cuatro cuando era una familia la que ocupaba la majada. Entonces los chozos se colocaban separados por si ardía alguno que no se prendiesen los demás. En algunas ocasiones había otro para elaborar el queso, donde se guardaban los utensilios necesarios para este menester. Excepcionalmente había uno más pequeño y peor realizado para guardar las gallinas.

Este tipo de chozos tiene varias denominaciones, según el material empleado y el lugar, “chozos de centeno”, “chozos de cuelmo”, “chozos de escoba”, “chozos de enea”, “chozos de juncias”, “chozos de bardo”, “chozos de monte”, “chozos de bálago”...

La fabricación de un chozo vegetal requiere del dominio de una compleja técnica tradicional, tanto de un buen conocimiento de la madera  y la materia vegetal a utilizar para hacer primero la estructura de palo y luego la cubierta, como buena destreza para el cosido  de los “jacis” y del tipo de nudos que se emplea en cada fase del proceso de fabricación.

 Cuadro del pintor extremeño Luís Manuel Cuaresma Gallardo,

Igualmente hay una serie de elementos relacionados con el chozo vegetal, como por ejemplo los siguientes:

LA PUERTA.- Era independiente del chozo e iba suelta. Se construía con cuatro palos perimetrales y dos cruzados en el medio, a los que se le cosía la materia vegetal de que estuviera hecha la cubierta. Solían dejar cerrado el chozo con la puerta y un palo alargado, cuya punta acababa en forma de Y, llamado tranca, que la acuñaba por fuera contra la entrada cuando el pastor se encontraba fuera con el ganado.

HOGAR.- El fuego se hacía en un hoyo de una cuarta de profundidad rodeado de piedras y se le ponía poca leña para que la llama no llegase arriba y no hubiera peligro de incendio. Si solo se disponía de un chozo y el tiempo no permitía cocinar fuera, se hacía en el chozo donde también se dormía. En estos se estaba mejor en invierno que en verano. El humo salía por el hueco de la puerta y, a través de la materia vegetal de la cubierta, era curioso ver a los chozos humeantes en medio del campo. Estos estaban ahumados por dentro y, debido a ello, no anidaban parásitos en su interior; ni insectos, como arañas, moscas, avispas, etc. Para evitar los malos aires que entraban en el interior arremolinando el humo dentro cuando no se quería cerrar la puerta, se solía coger el chozo (siempre que fuese poco grande  y pesado) entre dos pastores por dentro, uno a un lado y otro al fondo,  y lo giraban situando la puerta en dirección contraria al viento.

PALENQUE.-  Llamado “payo” o “sombrajo” era una estructura de cuatro palos clavados en el suelo, y otros tantos en lo alto, con tres esteras que la cerraban por arriba y a sus lados. En ocasiones, una cuarta hacía de fondo. Las esteras se realizaban con cañas de la rivera, escoberas u otras materias vegetales que abundaran en la zona, cosidas entre sí.  En muchas ocasiones se hacía en la puerta de los chozos de mayor tamaño. Con esto, en verano se impedía que entrara el sol, refrescando así el interior y se aprovechaba para comer a la intemperie cuando hacía buen tiempo.

LA PERNILLA.-Es un trípode o borriquete que consiste en tres palos de madera atados por la parte de arriba, donde se cruzan, con el nudo llamado “oreja conejo”, por tener dos huecos con dos ganchos donde se colgaban algunas cosas para no dejarlas en el suelo, como el caldero, las aguaderas, algún cántaro o utensilio del pastor. La misma función  tenía también “el caramancho” que consistía en un chaparro seco hincado en el suelo del exterior del chozo, cuyas rarazas, a modo de perchas, servían para colgar morrales y otros objetos u utensilios.

EL REDIL.- Es la cerca de cuerdas y palos donde de encerraba el ganado. El chozo y el redil que conforman la majada, el lugar donde pernoctan el pastor y los animales. Este cercado se utilizaba, por su facilidad de montar y desmontar, para las labores de majadeo y muda. Se colocaba cerca del chozo para que el pastor estuviera pendiente de posibles eventualidades con el ganado. La red era de cuerda de esparto confeccionada por los esparteros.

TIPO 2
Los chozos de este tipo son básicamente construcciones de planta circular con paredes de piedra y cubierta vegetal de forma cónica, realizada con rodillos de madera y bálago de centeno o ramajes diversos como escobas, brezo o juncos, sostenida acaso por un poste central.

El sistema de construcción como hemos dicho es mixto: paredes de piedra y cubierta vegetal.

Las paredes se levantaban de acuerdo con la técnica de piedra seca y tienen una altura que oscila entre un metro y medio y dos, con un grosor  entre los 50 y 80 centímetros según sea pizarra o granito el material empleado. La planta circular suele medir entre 3 y 6 metros de diámetro y el piso suele ser de calzada o tierra prensada. La habitación  normalmente presentan un único vano: la puerta de entrada, aunque en algunos casos disponen de pequeñas ventanas.

   
La cubierta, de forma cónica, se construía con una estructura de rollizos y palos formando un entramado de madera  sobre la que posteriormente se cosía varias capas de haces de materia vegetal (bálago de centeno, escoberas o juncos) según el procedimiento de los chozos de la tipología anterior.

En algunas comarcas son conocidos como “chozos de horma” porque los muros del habitáculo fueron levantados según la técnica de piedra seca, es decir, piedra sobre piedra sin utilizar ningún tipo de aglomerante para trabarlas.
        Chozo de Membrío                                                              Chozo del Parque Nacional de Monfragüe

Chozo de la Sierra de Alor, Olivenza

Este tipo de chozo lo encontramos prácticamente en todo el territorio extremeño y fueron utilizados en todas las actividades productivas del campo.
 Chozo del término de Plasencia (1928)

Foto de Ruth Matilda Anderson, realizadas en 1928,  para la Hispanic Society of America.
Libro:  IN THE LANDS OF EXTREMADURA
             EN TIERRAS DE EXTREMADURA  

  
TIPO 3
Son los chozos construidos íntegramente de piedra granítica o pizarrosa, que presentan una planta circular o redondeada, cuyas paredes se van cerrando y forman una falsa cúpula por el procedimiento de aproximación de hiladas del mismo material que los muros.

Los chozos de este tipo son los más numerosos de Extremadura y por sus características  los estudiaremos  más en detalle en  otro apartado.

Dentro de esta tipología podríamos incluir un subtipo, el chozo de bóveda de rosca. Es de planta circular con muros de piedra y bóveda semiesférica o de rosca realizada con ladrillos macizos trabados con mortero de cal. Este subtipo de chozos, aunque es poco frecuente, lo encontramos principalmente en la baja Extremadura y en el mayor de los casos fue el resultado de la rehabilitación de un viejo chozo de falsa cúpula al sustituir ésta por una bóveda de rosca.


        
TIPO 4
Es la tipología de chozos más moderna que encontramos en Extremadura y su esquema constructivo es el siguiente: planta oval o circular y paredes mayoritariamente de piedra, aunque también hay algunos de adobe o ladrillo. La cubierta se realiza con un armazón de palos sobre la viga cumbrera que se cubría con tablas, cañizo, escoberas o “ripias” (pequeños palos) y en muchos casos, además,  se colocaba encima una gruesa capa de barro para una mayor impermeabilización de la cubierta. Finalmente la construcción era techada con teja curva árabe y la vertiente de la cubierta podía estar a una o dos aguas. En algunas comarcas, como en La Siberia, se los denomina “chozos de teja”.

Estas son construcciones más evolucionadas por el uso de materiales que aumentan las posibilidades constructivas. Mejorando su construcción, la embellecen con suelos de baldosas, el uso de voladizos y revocados en su interior y en el exterior. En la mayoría de los casos poseen una chimenea.


2.2. LOS CHOZOS DE PIEDRA (TIPO 3): LA OBRA
Y SUS CONSTRUCTORES
Los diferentes usos que han tenido estas singulares construcciones rurales siempre han estado directamente relacionados con los sistemas socio-económicos imperantes, siendo esas posibilidades de reutilización que han tenido cada vez que se producía una alteración en los sistemas de explotación del territorio, lo que ha hecho posible su permanencia hasta nuestros días. Por ello sus usos han sido muy variados, desde vivienda permanente o temporal de pastores, agricultores, jornaleros, guardas y mineros, hasta su utilización como refugio y albergue al lado de caminos, cañadas y cordeles. También como almacén de productos agrícolas y para guardar animales. En la actualidad apenas tienen función alguna, encontrándose abandonados y en proceso creciente de desaparición.

Los chozos, según el uso para el que fueron construidos en su origen, varían sensiblemente el tamaño, la forma, la calidad de los materiales y el acabado de la obra. Entre los chozos que fueron construidos para habitación temporal o permanente de pastores o agricultores, y los construidos como refugio ocasional ante las inclemencias del tiempo o para guardar animales, hay importantes diferencias.

  
 Chozo-refugio al lado de un camino.                                                           Chozo utilizado como vivienda permanente.
Los primeros, destinado como residencia, son edificios con una habitación de más de cuatro metros de diámetro interior y otros tantos de altura, sus muros son de bloques de piedra perfectamente encarados y en algunos casos revocados con mortero de cal, puertas dinteladas y vanos a modo de ventanas en las paredes para la entrada de luz y aireación de la habitación. Los chozos cerrados por el procedimiento de “falsa cúpula”, en unos casos ésta era rematada con una laja granítica agujereada en el centro para la salida de humos, y en otros, disponían incluso de chimenea adosada a la pared.
Los segundos, los chozos auxiliares para refugio y los utilizados para guardar animales, pueden ser considerados como un “sub-género” de los primeros, ya que en algunos casos no pasan de ser un simple amontonamiento de piedras al amparo de una roca que forman un espacio abovedado.

LA OBRA Y SUS CONSTRUCTORES
En general la construcción de este tipo de chozo se podría catalogar como de escasa dificultad técnica. La facilidad o dificultad de la obra no está en su estructura, ni en su cimentación, ni tan siquiera en la cubierta; la perfección de la obra depende del mejor o peor conocimiento del trabajo en piedra por parte de los constructores. Estos alarifes u obreros cualificados provenían de una serie de familias que tradicionalmente se habían especializado en la labra de piedra y en la técnica constructiva de «piedra seca».
Siendo dos los principales rasgos arquitectónicos a destacar en la construcción de los chozos de piedra: la técnica de piedra seca y el cerramiento por falsa cúpula.   
Los especialistas en «piedra seca» trabajaban en grupos reducidos, organizados según sus relaciones de parentesco, siendo conocidos popularmente en la mayor parte de los lugares como “los portugueses”. Así en las poblaciones de las estribaciones de Sierra Morena  y otras partes de la Baja Extremadura, al trabajo en «piedra seca» le han llamado desde siempre “obra de portugueses”, por ser la mayoría de los que ejercían este oficio oriundos de Portugal. Muchas familias portuguesas que habían venido a realizar estas obras se establecieron en nuestra región y fueron transmitiendo de padres a hijos sus técnicas, conocimientos y habilidades.
En el extremeño Val de Xálima (Eljas, Valverde y San Martín de Trevejo), la construcción de chozos y de otros trabajos en piedra era obra de los “pedreirus”, expertos en el trabajo de la mampostería en seco. Los habitantes de estas tres localidades, según la tradición oral, identifican a las construcciones levantadas según la técnica de «piedra seca» con los “miñotus” (los naturales de la región del río Miño), habiendo quedado tal gentilicio como apodo a los albañiles que realizaban o realizan esta clase de obras.
Estos alarifes, expertos en el trabajo de la piedra eran los que elegían la piedra que iban a colocar con posterioridad. Si se podía, la extraían del canchal más próximo, sin embargo, si se quería unas formas determinadas y unas calidades diferentes tenían que ir a las canteras de la zona. Iban a estos lugares provistos de palancas, cuñas, martillos, machotas, etc., y cargaban el carro con la piedra extraída de la cantera, que era un tanto especial, porque era más bajo y largo que los que se utilizaban normalmente para otras tareas.

Una vez a pie de obra, el “maestro”, o el más experimentado de ellos, iba eligiendo las piedras por su forma, grosor o por la textura, ya que para ellos “cada piedra tenía su sitio” en la obra. A partir de tener seleccionado el material, sólo utilizaban la “vara” para medir  y las manos   que eran las que se encargaban de ir colocando las piedras, engarzadas las unas con las otras en seco.

Los chozos de piedra carecen de cimentación, aunque se suele preparar el suelo mediante un enlosado y una marcación circular que recibe la primera hilada de piedras. La horma o plantilla suele alcanzar hasta dos metros de altura, distancia que se considera suficiente para poder nivelar el anillo de piedra. En algunos chozos el aparejo está constituido por un zócalo de piedras hincadas verticalmente en el suelo, sobre el que se monta el aparejo de mampostería corriente. Este tipo de aparejo recuerda la técnica constructiva de los sepulcros de corredor de la cultura megalítica y constituye un lazo más de unión con ella, mostrándonos su pervivencia.
A partir de aquí, en el caso de los chozos que no tienen la cubierta de materias vegetales, el edificio puede seguir creciendo en altura, trabando el dintel de la puerta y preparando el muro para recibir la falsa cúpula. La mayoría de estas construcciones presentan un paramento muy tosco e irregular debido a la deficiente labra de los bloques, entre los que se colocan pequeñas piedras a modo de cuñas; aunque algunos chozos presentan bloques bien labrados que encajan perfectamente y no precisan cuñas. Las paredes de algunos chozos fueron revocadas con argamasa. En la conexión entre el muro y la cubierta se sitúa un voladizo, alrededor de toda la construcción  y realizado con grandes lajas de pizarra o granito, conformando una cornisa  que sirve para proteger el paramento exterior y de alero a la cubierta de la edificación. En la mayoría de los casos la cubierta consiste en una capa gruesa de tierra colocada encima de la superficie exterior de la falsa cúpula, aunque en otros fue revocada con argamasa y  los menos disponían de cubierta de teja árabe.


Plano de un chozo del tipo 1.

LA TÉCNICA DE LA «PIEDRA SECA»
Como hemos dicho la técnica utilizada, en general, para la construcción de este tipo de chozos es la denominada de «piedra seca». Por definición «piedra seca» significa, sin otro elemento que aglutine el conjunto, piedra sobre piedra en seco. La técnica de la piedra seca es una antiquísima tradición que se remonta a las primeras culturas urbanas y campesinas, y que por su efectividad y escasa demanda de medios ha pervivido a lo largo de los siglos.
Desde la Prehistoria el hombre ha venido utilizando esta técnica sin utilizar más recursos que la propia piedra y la habilidad que desarrolla en torno al intento de lograr la más efectiva colocación de los bloques de modo que sea su propio peso quién los aglutine, recurriendo al perfecto anclado de cada pieza e inmovilizándolas por medio de cuñas. En resumen este es el fundamento de dicha técnica.
La «piedra seca» como modelo constructivo reúne una serie de características que la han presentado como idónea en el medio rural. El manejo de los materiales al ser bloques o piedras de mediano y pequeño volumen, permiten la actuación individual del obrero, o a lo sumo precisan de la de un “maestro” y un ayudante. El hecho de que un solo hombre pueda mover los bloques de piedra empleados en la construcción, hace que se ejecute sin apenas recursos de andamiaje. Y si añadimos que como herramienta sólo se utiliza un mazo de hierro, que la procedencia del material es esencialmente local y que la duración de la obra precisa de no muchas jornadas de trabajo, estaremos ante una técnica de sorprendente autonomía de ejecución, capaz de dar respuesta inmediata y con bajo coste a las necesidades de proporcionar una habitación temporal o permanente.
Con relación a los muros en piedra seca de las construcciones que delimitan espacios de habitabilidad más o menos permanente, diremos que se utiliza la variedad del muro a “doble cara” del que existen al menos dos modalidades: “de una hilada” y “con relleno interior”. El primer modelo se construye colocando las losas unas sobre otras de modo que son visibles desde ambas caras del muro y suelen utilizarse para ello piedras gruesas y de gran tamaño. Y el segundo es en realidad un doble muro desarrollado en paralelo que deja en su interior un espacio que se rellena con piedra menuda o cascajo.
También se emplea la técnica de piedra en seco en la construcción de tinados, paredones de corrales, huertos y de otras propiedades agrícolas y sobre todo se aplica en los aterrazamientos de las laderas de montañas que han hecho posible el cultivo de pequeñas parcelas. Estos muros son escalones que estratifican las faldas de los montes y están realizados normalmente a una sola cara: la exterior, y son de cuidada ejecución ya que han de soportar las tensiones de carga de la tierra acumulada tras ellos.

LA FALSA CÚPULA
Para la cubrición de los espacios delimitados en estas construcciones de planta circular se utiliza la falsa cúpula, entendiendo por tal el cerramiento de un espacio circular haciendo que el diámetro de las sucesivas hiladas sea cada vez menor, con lo que gracias a su aproximación se produce el cierre del conjunto. A una determinada altura del muro, en unos casos a partir del dintel de la puerta, y en otros a partir del voladizo, éste se va cerrando hasta conseguir una falsa cúpula. En algunos chozos semidestruidos se ha podido observar que el sistema de aproximación de hiladas sigue la regla de tres lajas de piedra hacia fuera y una hacia adentro, hasta reunirse en el centro de la cubierta que no llega a cerrarse completamente. 
En la mayoría de los chozos la clave de la falsa cúpula se remata con una losa granítica perforada en el centro para permitir la salida de humos en caso de que el chozo no dispusiera de chimenea, la entrada de luz y la aireación de la habitación.

Esta «lancha-respiradero», tiene forma cuadrangular o redondeada, con alrededor de 75 centímetros de lado o diámetro, y el agujero circular abierto en el centro tiene aproximadamente unos 20 centímetros de diámetro. En períodos de lluvia esta lancha se tapa con una gran piedra plana para impedir que el agua penetre en el interior del recinto, la cual está suelta para ponerla o retirarla a voluntad desde la cubierta.
Lancha-respiradero.                                                                              Levantando un chozo de `piedras seca.                                                                                                                              


A – Losa perforada.
B – Dos losas colocadas en forma de L (uve invertida).
D – Losa in perforar.
E –Remate con mampuestos en forma vertical.


Además del remate de la clave con una lancha-respiradero (A), en otros casos, los menos, se  remata por otros procedimientos: dos losas planas colocadas en posición de uve invertida (B), lancha de granito sin agujerear (D) y un pequeño monolito o mampuestos encajados en vertical sobre el hueco que queda al final de la falsa cúpula (E). 

La obra del chozo culmina, en la mayoría de los casos, echando encima de la cubierta una gruesa capa de tierra. Este procedimiento consiste en colocar una gruesa capa de tierra sobre los mampuestos de la parte exterior de la cúpula, donde luego brota hierba, con lo que se consigue una mejor impermeabilización de la habitación frente a las lluvias  y nevadas. En otros casos se sustituye la tierra por gravilla obtenida por la trituración de pizarra, y otras veces se revocan las paredes con mortero de cal y en la cubierta se colocan tejas.

2.3. LOS PRIMITIVOS ORÍGENES TIPOLÓGICOS
DE LOS CHOZOS

Al principio plantaron horcones, y entrelazándolos con ramas, levantaron paredes que cubrieron con barro; otros edificaron con terrones y césped seco sobre los que colocaron maderos crudos, cubriendo todo ello con cañas y ramas secas para resguardarse de las lluvias y del calor; pero para que semejantes techumbres pudieran resistir las lluvias invernales, las remataban en punta y las cubrían con barro para que a merced de los techos inclinados resbalase el agua. Podemos explicarnos que esto pasó así en sus orígenes, como hemos dicho, porque hoy mismo lo vemos en algunas naciones, como en Galia, en Hispania, en Lusitania y en Aquitania, cuyos edificios aún se siguen cubriendo con chillas y bálagos.”
(VITRUBIO, " La vivienda en Lusitania", De Arquitectura, Lib.II; Cap.1)
 
Allá por el s. I a.C., Vitrubio escribió su tratado de Arquitectura, informaba del tipo de viviendas de los pueblos que habitaban la península Ibérica, un módulo de construcciones perfectamente consolidado dos o tres mil años antes y que ha perdurado, sin apenas variaciones, hasta dos mil años después, hasta nuestros días, en Extremadura.
 
Las construcciones de planta circular, paredes de piedra en seco y cerradas por falsa cúpula o con cubierta vegetal, tuvieron sus orígenes el los albores de la Humanidad. El hombre primitivo de las cavernas adquirió el hábito de instalar el fuego en un punto fijo de la entrada y descubrió que se conservaba mejor disponiendo piedras a su alrededor, colocando piedras planas unas sobre otras hasta formar una pequeña pared. Y posiblemente es en los primitivos pobladores de las cavernas donde habría que encontrar el origen de la técnica de la piedra seca.
 
En este sentido, el profesor de arquitectura de la Universidad de Liubliana (Eslovenia), Borut Juvanec, refiriéndose a los orígenes de las actuales construcciones rurales de piedra seca, plantea: “Los comienzos se remontan a algunos miles de años atrás en la prehistoria, de donde conocemos los megalitos que son grandes piedras colocadas en forma individual o en hileras, en forma de muro o formando un abrigo. Un menhir, piedra imponente, todavía no es arquitectura a pesar de haber sido especialmente configurado. Con la introducción del saledizo la utilidad aumenta, el «corbeling» significa el comienzo de la construcción de un espacio cerrado. La construcción del «corbeling», o sobreposición, en la que cada siguiente hilada de piedras sobresale de la anterior crea en realidad una superficie, lo que se verifica en el corte transversal. Teóricamente sería posible construir una bóveda de cañón.”[9] 
 
Los primeros recolectores y cazadores se establecían temporalmente en territorios ricos en frutos y caza donde no siempre existían cuevas, cavernas o quebradas en las que se pudiese acomodar una morada. Por ello se vieron en la necesidad de construir cobijos; y, quizá uno de los primeros fue de planta circular y paredes de piedra seca cubierto con ramas o mediante otro sistema de cubrición: disponiendo la superposición de piedras de modo que a partir de una altura el espacio fuese cada vez más estrecho, formándose así sobre la estructura basamental una bóveda que es el tipo de cubierta de los actuales chozos, denominada «falsa cúpula».
La arqueología informa de que la falsa cúpula ya existía en la cubrición de espacios circulares y poligonales en el quinto milenio antes de Cristo; así en el área de Mesopotamia, en excavaciones realizadas, se han encontrado cubiertas de este tipo en casas de algunos poblados como los de Arpasiyya y Tell Alaf. Las casas de Arpasiyya son de piedra, tienen planta circular de gran diámetro, de 8 a 10 metros, cubiertas según el procedimiento de falsa cúpula con forma de ojiva y tienen una especie de atrio rectangular delante. De la misma época son las viviendas de Khirotitia, Chipre, donde se encontró un poblado con restos de 48 cabañas, adosadas unas a otras, de planta circular y falsa cúpula, construidas con piedra y arcilla.[10]

  
  Casa de Arpasiyya: 1)  planta y 2) sección.                                           Reconstrucción y sección de las cabañas circulares de    Khirokitia
En Europa occidental, la falsa cúpula aparece unida a un importante fenómeno cultural: el Megalitismo, que se manifiesta fundamentalmente en la construcción de grandes sepulturas colectivas desde finales del quinto milenio. La difusión del megalistismo comprende la fachada atlántica de Europa y algunas áreas mediterráneas, destacando dos grandes focos megalíticos: Bretaña y Portugal, que son considerados como probables lugares de origen del megalitismo europeo. [11]



Sepulcro megalítico del tercer milenio a. C.: Construcción con bóveda de cañón formado por piedras sin forma de dovela y rematada con un aglomerado de piedras y tierra, siendo su acceso a través de un pozo.

Reconstrucción de una “nuraga” de Palmavera (Córcega), que data de 1000 años a. C. En el recuadro interior la reconstrucción del exterior.


En algunas islas del Mediterráneo florecieron culturas que construyeron monumentos megalíticos, en los que a veces se usaron falsas cúpulas para su cubrición. Así en Mallorca y Menorca, a mediados del segundo milenio, apareció una cultura del Bronce que levantó extensos poblados amurallados con torres defensivas de planta circular, conocidas como “talayotes”. Igualmente las “nuragas” o “nuraghes” de la isla de Cerdeña que datan aproximadamente del primer milenio antes de Cristo, son auténticos monumentos en piedraseca. Eran construcciones troncocónicas con muros ciclópeos y cubierta en terraza. El término “nuraghe” contiene la raíz 'nur-', «montón», procedente del antiguo sardo. Para estas construcciones no se escatimaba piedra, además los arquitectos sardos pensaban que una bóveda sería tanto más sólida cuanto más numerosas fueran las piedras empleadas[12].

Y en cuanto a los motivos de por qué las primeras edificaciones construidas por el hombre en todas las partes del globo hayan sido fundamentalmente circulares o redondeadas, se han formulado diversas hipótesis. Tal vez la construcción circular recuerda a la caverna y que ésta haya sido el modelo inspirador. Que la preferencia de los primitivos pobladores de la Tierra por el modelo circular se debe a que esta forma permite la utilización del mayor espacio posible con la menor cantidad de material en la construcción. También hay quién recurre a la sicología para explicar la preferencia de los primitivos pobladores por la vivienda circular: la exigencia de sentirse seguro, una exigencia que se satisface mejor en una edificación circular, como una gruta, un huevo o el útero materno.

LOS ANTECEDENTES DE LOS CHOZOS EXTREMEÑOS: LAS CABAÑAS DE LA EDAD DEL BRONCE.
Excavaciones arqueológicas en diversas partes de Extremadura y la península, como las efectuadas en el yacimiento arqueológico Cabrerizas (La Cumbre, Cáceres) han venido a demostrar, no sólo el aserto de Vitrubio, que por otra parte se hallaba perfectamente constatado, sino que en Extremadura, hacia finales del III milenio a.C. se había introducido un tipo de construcción a la que puede considerarse como la verdadera precursora de la vivienda agro-pastoril en su acepción constructiva más clásica: el chozo. 
 
El hallazgo arqueológico en el término de La Cumbre, una localidad de la comarca de Trujillo donde, Antonio González Cordero, Jesús Castillo Castillo y Miguel Hernández López, llevaron a cabo una serie de trabajos de excavación entre 1985 y 1990 que tenían como objetivo definir el tipo de poblamiento de la prehistoria reciente cacereña. Dicho proyecto que comenzó en el Cerro de la Horca de Plasenzuela, se extendió mediante sondeos a una serie de poblados instalados en el borde del gran berrocal granítico que aflora en esta parte de la penillanura trujillano-cacereña, arrojando un balance muy favorable para la comprensión de un largo segmento de la prehistoria, pues se pudo engarzar una secuencia ocupacional desde el 3000 al 1500 a. C., es decir desde el Neolítico a la etapa al final de la Edad del Cobre. Es en esa secuencia donde aparecen poblados, fortificaciones y todo tipo de estructuras como la cabaña de Cabrerizas, que aparte de proporcionar la información más completa sobre la arquitectura doméstica y la organización interna de una vivienda de la Edad del Cobre, constituye de momento la primera aproximación cierta a un modelo de vivienda, que es el paradigma de la solución habitacional en los ambientes agro-pastoriles de Extremadura.
 
Consta ésta de un muro de cerramiento y alzado de una cabaña que describe una trayectoria completamente circular. La anchura del muro mide unos 70 cm. Por término medio, su diámetro exterior 5,30 m. y el interior de 4,60 m., cerrando una superficie de 16, 61 m2. Todo el cercado fue construido utilizando un aparejo irregular de granito levantado a doble hilada, con piedras de mayor tamaño en la base, con sus caras regularizadas tanto interior como al exterior de la cabaña, mientras el núcleo se rellena con otras piedras más pequeñas o con barro. De la techumbre no quedan restos, pero es casi seguro que se trató de una cubierta cónica apoyada en un poste central, del que quedan como testigos las piedras que sirvieron de calzo en el eje de la construcción. [13]
                                                                                  
Chozo extremeño del II milenio d. C.                                                                Cabaña de Cabrerizas del III milenio a. C.                                                                                
 
Las plantas conocidas de las construcciones domésticas de los poblados cacereños en la Edad del Bronce responden a una tipología bastante común a las que hay establecidas para la Península y que se resumen en dos estructuras concretas: las de aspecto más consistente, construidas con zócalos de mampostería trabada con barro y las que se levantan con elementos pobres, rollizos de madera y otras materias vegetales perecederas. A las primeras habría que otorgarles según Martín y Camalich el rango de casas de piedra en función de esa estructura más desarrollada y a las segundas exclusivamente el de cabañas[14].

Un referente claro y espectacular de las primeras es la cabaña de Cabrerizas, un espacio modélico en absoluto original, pero que responde a las necesidades básicas de una familia de tipo nuclear cuya duración en el tiempo fue inversamente proporcional a la capacidad de agregación para otras dependencias. No son exclusivas de un periodo determinado ni de un área geográfica concreta, pues su duración etnográficamente comprobada, constituye la expresión más vigorosa de la forma de vida pastoril.

Una gran cabaña de 6 m. de diámetro y 50 cm. de ancho excavada someramente en Palacio Quemado (Alange, Badajoz)[15] y otra enclavada en el poblado fortificado de San Blas en Cheles (Badajoz)[16], constituyen por ahora las únicas viviendas en poblados calcolíticos extremeños emparentables con Cabrerizas, no obstante en Mesillas (Jarandilla, Cáceres) se ha detectado en superficie cimentaciones anulares en los que se adivina una continuidad en los modelos de vivienda descritos.
Sin alcanzar la espectacularidad de los anteriores, el registro arqueológico confirma que durante la Edad del Bronce y la Edad del Hierro se mantiene en Extremadura el uso del modelo de vivienda de planta circular, tal es el caso de El Risco (Sierra de Fuentes, Cáceres)[17]. Aunque de la Edad del Hierro, sobre todo de la etapa castreña, es la región galaica-potuguesa y cantábrica, la más conocida por el modelo circular.

Pero de cualquier manera, el origen y permanencia en el tiempo de estas edificaciones, que se hayan continuado construyendo desde épocas prerromanas hasta nuestros días con los mismos materiales y con la misma técnica que emplearon hace miles de años, plantea problemas teóricos de difícil resolución.

Algunos investigadores plantean que el modelo de vivienda circular comienza a decaer en Extremadura durante la Edad del Hierro y comienza a imponerse, sobre todo en la etapa castreña, la vivienda de planta cuadrada o rectangular, rechazando que el origen de la estructura de los chozos actuales se pueda encontrar en el mundo céltico hispánico… Considero que esta tesis es aventurada y precipitada ya que los chozos de piedra de la vertiente atlántica peninsular, entre ellos los de Extremadura, son coincidentes con el modelo circular de la región galaica-portuguesa y sí podrían ser una continuidad de las habitaciones de los castros celtas.

De las numerosas excavaciones realizadas durante los siglos XIX y XX en el Noroeste peninsular, se han hecho descripciones de la vivienda céltica en castros y citanias que coinciden con los tipos de chozos extremeños que hemos abordado anteriormente.
Las más típicas viviendas de los castros y citanias del Noroeste son las famosas construcciones en piedra, circulares, ovaladas o simplemente redondeadas. Son éstas las mejor conocidas de la cultura castreña. Numerosas excavaciones desde el pasado siglo –y el hecho de que se hayan conservado bien visibles en algunos castros- permite hacer en las misma un detallado estudio. Destacan por su importancia, en primer lugar, los materiales utilizados para su construcción, en los que hallaremos una diferencia grande según se extiendan los castros en los territorios graníticos (la mayor parte del área de dicha cultura) o por los territorios pizarrosos, en particular en su zona norteoriental (asturiana). En los primeros, el granito será el material constante y determinará en algunos especiales tipos de aparejo. (...) El grosor de las paredes de las viviendas es variable, pero por lo común oscila entre 0,40 y 0,60 metros. (...) La piedra se utilizará indistintamente en seco, como en Troña, o tomada con barro. También se hace uso de pequeñas piedras para acuñar las mayores”[18].

“Al norte del Duero se haya el grupo de los castros galaico-portugueses, los más numerosos y característicos. Pueden ser de grandes dimensiones y en ellos las habitaciones son de preferencias circulares, en algunos casos ovaladas o rectangulares con ángulos redondeados, con su puerta dintelada, y a menudo con un vestíbulo semicircular y estrecho ante la puerta de la habitación. Los muros de las habitaciones tienen un aparejo tosco, de pequeñas losas, muy bien dispuestas y ajustadas, formando una pared de poco espesor, pero muy sólida. En muchos castros (como en los de Briteiros y Santa Tecla) se disponen hiladas helicoidales. Las cámaras eran cubiertas en unos casos por un techo de ramaje sostenido acaso por un poste central, y en otros casos se cerraron por el procedimiento de falsa bóvedas19.



Fotografía de una habitación reconstruida en el castro de
Santa Tecla (A Guardia)..                                                                     


En el primer siglo de nuestra Era, Vitrubio nos informa de que en la Lusitania existían modelos de viviendas similares a los actuales chozos, y la arqueología nos informa de que las cabañas de los  primitivos de estos territorios y las habitaciones de los castros celtas del noroeste peninsular se corresponden con los dos tipos que predominan en Extremadura: los clasificados como del tipo 2 y del tipo 3 en este trabajo. Por ello consideramos que los orígenes tipológicos de los chozos hay que buscarlos en las primeras culturas de este territorio ya que es una tradición milenaria que ha sobrevivido a través del tiempo hasta la actualidad.

2.4. LA ARQUITECTURA RURAL EN PIEDRA SECA, PATRIMONIO COMÚN EUROPEO

La arquitectura de piedra seca es una de las manifestaciones culturales más representativas de Europa, siendo este tipo de construcciones de piedra, como los chozos extremeños, las más estudiadas, protegidas y valoradas.

Y es que en la mayoría de los países europeos existen construcciones similares a los chozos extremeños: “choço” en Portugal; “cabane” “capitelle” en Francia; “trullo” y “cabana de caprile” en Italia; “bunja” en Dalmacia,; “kazun” en la península de Istria; “komarda” y “trim” Croacia; “clochan” en Irlanda; “girna” en Malta; “crot y scele” en Suiza; “hiska” en Eslovenia; “pagliaddiu” en Córcega; “twic crin” en el País de Gales; “weinbergshaeuschen” en Alemania; “crot scele” en Suiza; “pineta” en Cerdeña; “mitada” en Creta;“barraca”  en Cataluña y Valencia, “bombo” en La Mancha; “pont de bestiar” y “barraca” en las Islas Baleares; “pajero” en Canarias, etc.


   
  Cabane (Francia)                                            Trullo (Italia)                                                       Colchan (Irlanda)

 Bunja (Dalmacia)                                               Crot (Suiza)                                                      Girma (Matal)
  
  Hiska (Eslobenia)                                               Komarda (Croacia)                                               Pineta (Cerdeña)  
      
Weinbergshaeuschen (Alemania)                          Barrca (Cataluña)                                             Pont de bestias (Islas Baleares)
     
“Choço” portugués.                                                                      “Bombo” manchego.                                       Pajero canario.



Sobre las construcciones rurales en piedra seca hay en Europa un importante movimiento asociativo y de debate para el estudio y la conservación de este patrimonio cultural europeo, como por ejemplo las siguientes organizaciones y eventos.

-La Societé Scientifique Internationale por l´étude pluridisciplinaire de la Pierre Sèche (SPS), que desde el primer congreso celebrado en Bari (Italia) en 1988, cada dos años celebra un congreso en alguna localidad europea para debatir y adoptar resoluciones para la protección, rehabilitación y puesta en valor de las construcciones de piedra seca. Este año el congreso se ha celebrado en Montalbán (Teruel).

-El Centre d'Etudes et de Recherches sur l'Architecture Vernaculaire (CERAV), con sede en Paris.

-Y en las Jornadas Europeas de Piedra Seca, celebradas en 2002 en Tarragona, se aprobó el “Memorándum del Patrimonio Cultural Europeo de Piedra Seca”  que solicita a la Comisión Europea, al Consejo de Europa y a la UNESCO: “Reconocer que se trata de un patrimonio localizado en toda Europa y por tanto europeo e identitario, más allá de las peculiaridades locales, convirtiéndose así en un elemento clave de la identidad europea en construcción”.


2.5. LA PROTECCIÓN Y  VALORIZACIÓN
DE LOS CHOZOS EXTREMEÑOS
Nuestra asociación, ARTE, está muy interesada en la protección, conservación y valorización de los chozos y en tal sentido colabora con la Dirección General de Patrimonio  Cultural de la Junta de Extremadura tratando de aportar ideas y criterios para las acciones que se adopten al respecto.

En primer lugar, consideramos que la protección, conservación y valorización de los bienes que denominamos chozos de Extremadura, no han sido, hasta la fecha, abordadas en su conjunto por parte de la Administración. El progresivo abandono y transformación, cuando no desaparición de los elementos patrimoniales que podemos englobar bajo la tipología de chozos en toda Extremadura, obliga a tomar cartas en el asunto cuanto antes de una forma global, y no sólo para proteger estos bienes, sino para asumir los proyectos de conservación y valorización que dichos elementos requieran, cada uno en su correspondiente contexto territorial.

Para abordar este ambicioso proyecto es necesario acotar, en primer lugar, los inmuebles que desde un criterio técnico podemos incluir dentro de la tipología que denominamos como chozos, una de las tipologías de la arquitectura vernácula extremeña. Pero no podemos pensar en bienes de carácter monumental y realizados con materiales nobles pensados para actividades de habitacionales o lúdicas de clases sociales pudientes, muy al contrario, se trata de inmuebles que han constituido un lugar común en la historia del pueblo extremeño por su multifuncionalidad, por la posibilidad de albergar usos múltiples en relación a la vivienda y a una gran variedad de actividades productivas, de abrigo y almacén. Su enorme representatividad cultural radica en su aparición constante en el territorio extremeño, puesto que, aunque con formas o tipologías distintas, las funciones que han cumplido han sido similares, y tanto las técnicas como los materiales, se manejan secularmente sin la intervención de grandes maestros especialistas.

Si bien estas premisas pueden sernos válidas, necesitamos acotar mucho más, para realizar una propuesta claramente delimitada respecto a la protección y valorización de los chozos en Extremadura. Si bien es cierto que varios tipos de chozos encontramos en todas las comarcas extremeñas, deben quedar claros los principales criterios tanto para su protección, como de cara a su posterior valorización y nuevos usos. En el primer caso, su protección, serán tenidos en cuenta criterios como la tipología de cada área territorial, el número que exista de cada una, su estado de conservación…..De igual modo para las intervenciones posteriores, estas tendrán en cuenta elementos como los materiales que se utilicen, acorde a los que en su origen fueron la materia prima, como a los usos que se desarrollen en su interior.

Nuestro interés se centra en los chozos como testimonios heredados de las generaciones pasadas, la mayor parte de ellos sin uso,  tanto por el valor histórico que poseen como por el resto de valores culturales que contienen, de carácter material e inmaterial. En un caso como este debemos trascender los análisis meramente formales de puntuales inmuebles, y contemplar la polisemia de los valores que encierran, teniendo en cuenta tanto análisis formales como aspectos intangibles relacionados con la cultura de las clases menos pudientes, las formas de vida y la idiosincrasia que generaron los colectivos que participaron y/o participan en estos procesos, valores culturales ineludibles, abordando todo ello desde una perspectiva multidisciplinar.

Es necesario insistir en el enfoque multidisciplinar que requiere realizar este ingente trabajo en un ámbito territorial tan amplio con el extremeño. La mejor forma de llevar a cabo cada una de las acciones que estos bienes requieren (protección, conservación, valorización…), debe llevarse a cabo de una forma globalizadora, integrando al menos las principales visiones sobre el patrimonio cultural, por lo que resulta imprescindible la participación conjunta de equipos multidisciplinares con la adecuada formación para esta tarea.

Con toda la cautela que supone la protección administrativa y legal de los bienes patrimoniales denominados chozos, una vez protegidos, consideramos que con decisión y voluntad política se deberían  llevar a cabo las medidas de valorización (conservación, refuncionalización, interpretación, difusión…) que se adecuen a los chozos de cada área, comarca o población determinada, de acuerdo a las características y/o necesidades de estos.

PRIMERA FASE: EL INVENTARIO DE LOS CHOZOS.
Para abordar cualquier proyecto de protección, conservación y valorización de bienes inmuebles, es previo realizar su inventariado. Por lo que es obligado, en primer lugar, acotar las construcciones que, desde un criterio técnico, se pueden incluir dentro la tipología que denominamos de forma genérica chozo.

1. TIPOLOGÍAS A INVENTARIAR.
Debido a que existen en el medio rural una gran diversidad de construcciones de características y funcionalidad similar a las que denominamos chozos, como “casetas”, “tinaos”, ”cabañas”, etc., nuestro criterio es que para el inventario se debían acotar a los tipos 2, 3 y 4 descritos anteriormente y que recordamos a continuación.


 Localizando chozos por tierras extremeñas. Miembros de ARTE descubrieron el de la fotografía en un islote del Embalse de  Alcántara en verano de 2006.

Tipo2: Construcciones de planta circular con paredes de piedra y cubierta vegetal de forma cónica, realizada con rodillos de madera y bálago de centeno o ramajes diversos como escobas, “juncias” y helechos, sostenida acaso por un poste central.
Tipo 3: Los chozos construidos íntegramente de piedra granítica o pizarrosa, que presentan una planta circular o redondeada, cuyas paredes se van cerrando y forman una falsa cúpula.
Tipo 4: Construcciones de planta oval o circular y paredes de piedra, adobe o ladrillo, cubierta techada con teja árabe y vertiente a una o dos aguas.


Sobre los chozos del tipo 1, al estar construidos de materias vegetales perecederas, habría que articular un conjunto de medidas desde la Administración para que no se borren de la memoria colectiva, como su fabricación en eventos culturales y divulgar y conservar su técnica de elaboración a través de las escuelas, aulas y centros de interpretación, etc.

2. CRONOGRAMA DE LA FASE DEL INVENTARIADO.
Para el trabajo de inventariar los chozos en toda Extremadura, parece correcto un criterio comarcal, estableciendo un orden de prioridad en función de la concentración y la relevancia cultural de de los tipos existentes en cada ámbito comarcal.

Igualmente consideramos conveniente realizar un exhaustivo cálculo, en el que se debían tener en cuenta variables como el kilometraje, las visitas a realizar, el tiempo de recogida de datos del inventariado durante el trabajo de campo y su posterior elaboración, para elaborar un plan de trabajo o cronograma de la fase del inventariado, estableciendo los plazos de tiempo estimado. Claro está que ello, en buena medida, estará en función dotación de recursos que se destinen, de los equipos técnicos que se organicen al respecto.

En la Dirección General de Patrimonio Cultural, parece ser, que están estudiando y planteando la conveniencia de realizar el inventario en dos vueltas:

1ª. Realizar un pre-inventario de los chozos, durante un periodo aproximado de un año, que recogiera datos básicos sobre estos bienes patrimoniales: número total de chozos existentes,  localización, tipología y algunos datos gráficos.
2ª. Y en una segunda vuelta se concluiría el inventariado con la realización de un estudio individualizado de cada chozo de acuerdo con una ficha técnica y mediante equipos de expertos en diversas disciplinas.

Nosotros pensamos que la realización del inventario en dos vueltas puede suponer, además de un considerable retraso de tiempo, la duplicación de recursos humanos, técnicos y económicos.

De todas formas, ya sea  en una o en dos vueltas, lo importante es abordar el inventario lo antes posible y con el mayor rigor científico para conocer el número exacto de estos bienes patrimoniales, ubicación, estado de conservación y uso, etc.; así como para obtener la información necesaria para la realización del diagnóstico de estos bienes que permita la incoación del expediente administrativo para su protección, previa preparación de la documentación técnica que incluirá además la delimitación de cada bien y su entorno, la planimetría, la documentación histórica, etc., tal como señala en el Artículo 8, 2. de la Ley 2/1999, de 29 de Marzo, de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura.

SOBRE LA PROTECCIÓN Y VALORIZACIÓN DE LOS CHOZOS.
De acuerdo a las propuestas que contenga el inventario, se abordará el tipo de documentación técnica acorde a las necesidades de protección de los bienes patrimoniales denominados chozos en Extremadura. En principio los datos que contenga el inventario serán suficientes para realizar una documentación técnica destinada a la protección mediante la inclusión como Bienes Inventariados en el Inventario del Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura o la declaración de Bien de Interés Cultural de forma singularizada para aquellos chozos que sean relevantes de la cultura extremeña, de acuerdo con el Artículo 6, 1. g) de la Ley 2/1999, de 29 de Marzo, de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura.

Igualmente en la fase de valorización, las actuaciones sobre cada bien que se pueda realizar tras su protección, debería apuntarse en el inventario, por lo que este incluirá una parte donde se realice la diagnosis de las necesidades que cada población tiene para darle soluciones mediante las actividades que alberguen los chozos en un futuro mediante la implementación de los proyectos más adecuados, nunca realizados de una manera genérica para todo el territorio extremeño.

LA FIGURA DE PROTECCIÓN DE LOS CHOZOS.
Creemos que la elección de la figura de protección más adecuada para la mayoría de estos bienes patrimoniales es a la de Bienes Inventariados para su inclusión en el Inventario del Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura de acuerdo con los artículos 17 y 18 de la Ley 2/1999, de 29 de Marzo, de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura.
Pero igualmente consideramos que los chozos que destaquen por su singularidad cultural, por la relevancia de sus construcciones auxiliares y por su entorno deben ser declarados Bien de Interés Cultural  según la clasificación de “Lugares de Interés Etnológico” tal como señala el Artículo 6, 1., en su apartado g), de la Ley de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura: “Los espacios naturales, construcciones o instalaciones industriales vinculadas a formas de vida, cultura y actividades tradicionales del pueblo extremeño, tales como antiguos almacenes, fábricas, elementos distintivos como chimeneas, silos, puentes, molinos.”

El hecho de la declaración de B. I. C. para los chozos más relevantes culturalmente se justifica por ser la herramienta más eficaz que la Ley de Patrimonio Histórico y Cultural nos dota para establecer una serie de medidas claras, de actividades permitidas y prohibidas, de materiales que se pueden utilizar o no, de actuaciones que se puedan o no llevar a cabo en estos bienes… tal como se recoge en el Artículo 8, 2.: “La declaración podrá incluir la determinación de los criterios que deben regir las futuras intervenciones sobre el bien, así como las limitaciones al uso de dicho bien en caso de resultar incompatibles para su protección y defensa”.

ACERCA DE LA VALORIZACIÓN DE LOS CHOZOS.
Como se dijo anteriormente habría que tratar de que el inventario incluyera una parte donde se realice la diagnosis de las necesidades que cada población tiene para darle soluciones mediante las actividades que alberguen los chozos en un futuro para plantear  los proyectos e iniciativas más adecuadas a los ayuntamientos, mancomunidades y propietarios.

En general, consideramos que la puesta en valor de los chozos se debía orientar en la siguiente dirección:

1. Fomentar e incentivar desde la Administración la funcionalidad de estas construcciones, tratando de recuperar los usos tradicionales entre la población rural.

      
Chozos utilizados actualmente en los Baldíos de Alñburquerque (Badajoz)
 
     Chozo en uso (Sierra de Gata)                                                                           Majada  terriza (Baja Extremadura)

2. Como bienes patrimoniales, deben ser conservados e interpretados de un modo correcto para su visita. Existen experiencias que demuestran el interés del turismo rural por estas construcciones, por ejemplo, en la localidad de El Torno han rehabilitado una “choza” de piedra, acondicionándola con el mobiliario y enseres que utilizaban los cabreros, y la mayoría de los visitantes que acuden al pueblo van a verla para conocer cómo era la vida de los pastores.

        
Chozxa de El Torno (Valle del Jerte)













3. Promover su uso como albergues de actividades eco-culturales, aulas de la naturaleza, escuelas de educación medioambiental, centros de interpretación agro-pastoriles, etc.  



  
Aula de la Naturaleza en el Parque de Monfragüe                                    Albergue Municipal de Aldeacentenera

4. Adecuarlos para albergue y refugio de excursionistas y senderistas. En tal sentido, hemos planteado la rehabilitación de los chozos ubicados en las proximidades de la Vía de la Plata, que coincide con el camino de Santiago desde el sur, para uso como albergue de peregrinos y transeúntes.


LOS CHOZOS Y EL TURISMO RURAL.
En la década de 1970, elementos muy representativos de la arquitectura tradicional de la Comunidad Autónoma de Extremadura fueron eliminados por las obras del Empleo Comunitario en las poblaciones rurales. La pavimentación de calzada (cantos rodados) de las calles de nuestros pueblos fue sustituida por cemento; desaparecieron lavaderos, fuentes, pilones, hornos, etc. Hubo una fiebre en los ayuntamientos por borrar las particularidades arquitectónicas de cada lugar y por homogeneización del hormigón, el ladrillo y el blanco.

Ahora ocurre lo contrario, la moda del “rusticismo” está entrando con fuerza en la arquitectura del medio rural. Porque se vende bien en el mercado del turismo, hay solo preocupación por la imagen y no por el contenido, por el exterior y no por el interior, realizándose rehabilitaciones que no respetan los elementos arquitectónicos del interior del edificio, ni su distribución; tampoco se respetan los materiales constructivos originarios. Con que se vea la fachada tradicional es suficiente…

Por ello venimos alertando del peligro de que las aldeas y poblaciones rurales se vayan convirtiendo, con el tiempo, en museos de cartón piedra…

Somos conscientes de que la arquitectura tradicional es un recurso para el desarrollo del turismo rural y puede ser un importante yacimiento de empleo, que contribuya a frenar el éxodo de la población de los núcleos rurales. Por ello apoyamos la reutilización de las construcciones tradicionales para su explotación por el turismo, pero eso sí, que la principal preocupación de la Administración sea la preservación y el respeto al patrimonio cultural y natural existente.

Los chozos, como no podía ser de otra forma, está teniendo un fuerte tirón como polo de atracción para el turismo en el medio rural. Desde hace dos o tres años la oferta y demanda del chozo como albergue para actividades culturales y como habitación de las empresas de hostelería, viene creciendo de forma significativa.

En unos casos, viejos chozos han sido rehabilitados como habitación dentro de la oferta de turismo rural tal como ocurre en el caso de San Jorge de Alor (Olivenza, Badajoz) o en la dehesa boyal de Torremocha (Cáceres);  así como para aulas de la naturaleza como la de Villarreal de San Carlos (Cáceres), albergues como el de Guijo de Santa Bárbara (Cáceres), etc. En otros, se han construido y están construyendo lujosos complejos de turismo rural teniendo como modelo estético la figura del chozo.


     
Chozo ofertado como habitación (Torremocha, Cáceres)                             Albergue juvenil (Plasenzuela, Cáceres)


   
Chozos explotados por una empresa de turismo (San Jorge de Alor, Badajoz)





         
Campamento-Albergue “AldealiX” de una empresa turística (Guijo de Santa Bárbara, La Vera).


 

  
Complejo Rural “Los Chozos” (Valle del Jerte)

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ANEXO I
LA ARQUITECTURA DE PIEDRA EN SECO
DECLARACIÓN INSTITUCIONAL
(Albacete, 3-5 de mayo de 2001)


        Los representantes y responsables de las competencias sobre el Patrimonio Histórico de las diferentes Comunidades Autónomas de Canarias, Castilla – La Mancha, Valencia y Murcia reunidos en Albacete, del 3 al 5 de mayo de 2001, con motivo de la celebración del Primer Congreso Nacional de Arquitectura Rural de Piedra Seca, FORMULAN la siguiente declaración institucional, que TRASLADAN al Consejo de Patrimonio Histórico Español, al resto de las Comunidades Autónomas y a las Instituciones vinculadas a la investigación y el conocimiento del Patrimonio Histórico, así como a los distintos organismos supranacionales responsabilizados en la tutela del patrimonio y DIFUNDEN a la opinión pública para su conocimiento.

INTRODUCCIÓN

El reconocimiento de la misteriosa presencia de la arquitectura o del monumento, en un amontonamiento de piedras es un fenómeno del mundo contemporáneo. El asombro ante los muros de piedra en seco, ante los bombos, cucos, barracas, pallozas, etc. o ante los paisajes construidos, ha surgido en los últimos años, de forma simultánea, en diferentes países, entre investigadores sin comunicación entre sí.
El interés cultural de este patrimonio construido ha hecho que por parte del Consejo de Patrimonio Histórico se propusiese la inclusión en la Lista Indicativa del Patrimonio Mundial el conjunto de “Construcciones tradicionales de piedra en seco”, a iniciativa de la Comunidad Valenciana, en colaboración con las Comunidades de Aragón, Baleares, Canarias y Castilla – La Mancha. Propuesta que fue ratificada por el Consejo de Patrimonio Histórico en sesión de 13 de junio de 2000, quedando abierta a la incorporación de otras Comunidades así como de otros posibles países dado que se trata de un bien cultural de proyección transregional e internacional de acuerdo con los nuevos criterios de la UNESCO.
Los congresos internacionales de Piedra en Seco han permitido intercambiar experiencias, aglutinar intereses y dar a conocer paisajes y arquitecturas olvidadas, Bari, Italia (1988); Barcelona, España (1990); Anogia, Creta, Grecia (1991); Mallorca, España (1994); Pontedassio-Coldivana, Imperia, Italia (1996) y Carcés-le Val, Var, Francia (1998), han sido otros tantos hitos que han permitido el intercambio de conocimiento de investigadores, llegados de un amplio abanico geográfico , que va desde Israel hasta EE.UU. y desde Argelia hasta Alemania.

        Siguiendo los pasos de los anteriores, recogiendo las experiencias y conclusiones de los mismos, en el Congreso Internacional de Piedra en Seco celebrado en Peñíscola (Comunidad Valenciana, España) en el año 2000 se redactó la “Carta de Peñíscola sobre las Arquitecturas y paisajes de Piedra en Seco”, que incluye una serie de conclusiones y propuestas, que recogen por otra parte del contenido de la “Carta de Benasal (Comunidad Valenciana) sobre el Patrimonio no catalogado” (1995). Estas propuestas se hacen tanto a los organismos responsables de las políticas de patrimonio histórico, como a las instituciones vinculadas al estudio y la investigación, y a todas las entidades y medios de difusión interesados en estas materias.

        Recogiendo estas propuestas, de acuerdo con uno de los objetivos del Primer Congreso Nacional de Arquitectura Rural de Piedra Seca, como es concienciar a las distintas administraciones y a la sociedad en general en la conservación y protección de este patrimonio, los abajo firmantes hacemos las siguientes:


CONDICIONES GENERALES


        1.- Que el inicio de la moderna idea de la conservación de los Bienes Culturales es relativamente reciente en la historia de la humanidad y que el desarrollo de esta idea se encuentra, todavía, en evolución. Las primeras acciones de tutela y restauración son de reciente desarrollo. Que el ámbito de la tutela del patrimonio arquitectónico ha ido ampliándose, abarcando un número cada vez mayor de arquitecturas, pasando de Monumento intencionado a los Conjuntos, al Centro Histórico, a la Arquitectura Popular, al Sitio Histórico y al Paisaje Cultural.

        2.- Que estas tendencias actuales ven el territorio como un organismo histórico, cuya memoria debe ser preservada y cuyas transformaciones deben ser orientadas al respecto de la integración cultural. Un atento análisis de la arquitectura vernácula y del paisaje (tanto del natural como del construido) y de sus valores culturales deben permitir dirigir con coherencia cultural los procesos de transformación.

        3.- Conforme al concepto de Memoria, entendida como forma a priori común a cada hombre, encuentra sentido y viene identificado el Patrimonio Monumental. Junto a este concepto emerge el de elección, entendida como la sabia operación capaz de distinguir aquello que puede y debe ser conservado como Bien Cultural y como “Valor”.

        4.- Que está cambiando lo que se da en llamar la “tutela dirigista” sobre los Bienes Culturales basada en la iniciativa (única) del Estado dedicada a proteger edificios de una manera aislada, con una visión centralista y en permanente choque con la sociedad civil, por un “frente civil” articulado en una pluralidad de organismos (Estado centra, autonómico, comarcal, municipal, asociativo...) y actuando a distintos niveles (protección histórico-artística, ambiental, urbanística...).

        5.- Que estas tendencias no están plenamente recogidas en las normativas nacionales y supranacionales sobre la conservación de Bienes Culturales, ya que los mecanismos de tutela existentes son insuficientes o inadecuados para el patrimonio no catalogado como es la arquitectura vernácula o el paisaje cultural. De igual forma, somos conscientes de que las intervenciones en estas arquitecturas no catalogadas no requieren los mismos procesos de restauración que las arquitecturas con valores histórico-documentales.


TENIENDO EN CUENTA



        El Llamamiento de Granada (1975) del Consejo de Europa, sobre la arquitectura rural y su paisaje.

        La Recomendación 881 (1979) de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa sobre el Patrimonio Arquitectónico Rural.

        Los principios generales de conservación propuestos por la Carta del Patrimonio Vernáculo Construido, de Jerusalén (1996), ratificada por la XI Asamblea general de ICOMOS, de México, en octubre de 1999 (“Carta ICOMOS del Patrimonio Vernáculo Construido”).

        Las propuestas de la Carta de Peñíscola (2000) sobre las Arquitecturas y Paisajes de Piedra en Seco.

CONSTATANDO


         Que la arquitectura rural y, en general, el paisaje construido de piedra en seco reúne los criterios que justifican su universal excepcional, como simbiosis de características culturales y naturales, constituyendo un sobresaliente ejemplo de ocupación tradicional del territorio, representativa de una cultura muy vulnerable y sometida actualmente a cambios y modificaciones irreversibles, que corresponde a un genio creador anónimo capaz de consolidar este fenómeno a través de la historia.

          Que responde a las máximas garantías de autenticidad, en todas sus características, tanto en su concepción, materiales, ejecución como entorno, y se corresponde a una tradición continuada a lo largo de los siglos y hasta fechas muy recientes.

 

RECONOCIENDO


        Que hemos podido comprobar el acelerado y progresivo proceso de deterioro y abandono de la arquitectura y paisajes de piedra en seco lo que sin duda, provocará la pérdida irreversible de importantes ejemplos de nuestro acervo cultural y patrimonial.

        Habida cuenta que estamos en una situación de emergencia y que está en peligro la identidad de una cultura, es por lo que

PROPONEMOS


         1.- Formular y poner en práctica políticas y estrategias institucionales coordinadas más decididas para el análisis, el estudio y la comprensión de las arquitecturas y paisajes de piedra en seco. Estas políticas y estrategias no solamente deberán estar orientadas hacia la tutela y rehabilitación de tales arquitecturas, sino también a la actualización, modernización y promoción de modos inteligentes de conservación y promoción.

          2.- Desarrollar la legislación existente o crear nuevas figuras legales, que permitan tutelar con eficacia las arquitecturas y paisajes de piedra en seco.

           3.- Impulsar, a partir de estas políticas y estrategias, y con las garantías de la tutela ejercida, el desarrollo de la candidatura de las “Construcciones tradicionales de piedra en seco” con objeto de su declaración como Patrimonio de la Humanidad.

           4.- A las Universidades y Centros de estudio e investigación integrar esfuerzos e iniciativas conducentes a la realización de estudios especializados, a la creación de escuelas de técnicas constructivas tradicionales, organizando fondos documentales y de archivo y a la difusión de conocimientos que permitan una mayor valoración social de este patrimonio. 

            5.- A las Asociaciones Culturales, Centros de Estudio, organismos locales y medios de comunicación social, difundir los valores de las arquitecturas y paisajes de piedra seca con el convencimiento de que esta divulgación es imprescindible para la concienciación y para la adecuada conservación de este patrimonio.


(Declaración presentada en el 1er Congreso Nacional de Arquitectura Rural en Piedra Seca, Albacete, 2001)

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ANEXO II
BIENES DE INTERÉS CULTURAL DE EXTREMADURA

Conjuntos Históricos de Interés Cultural

Alburquerque
Fuente del Maestre
Alcántara
Galisteo
Azuaga
Garganta la Olla
Burguillos del Cerro
Gata
Cabezuela del Valle
Granadilla
Cáceres
Guadalupe
Coria
Hervás
Cuacos de Yuste
Hoyos
Feria
Jerez de los Caballeros
Fregenal de la Sierra
Llerena
Magacela
Trevejo
Mérida
Trujillo
Olivenza
Valencia de Alcántara
Pasarón de la Vera
Valverde de la Vera
Plasencia
Villanueva de la Vera
Robledillo de Gata
Zafra
San Martín de Trevejo





Monumentos de Interés Cultural

Abadía:
-Palacio de los Duques de Alba.
-Jardín del Palacio Duques de Alba.
Acebo:
-Iglesia Nuestra Señora de los Ángeles

Alburquerque:
-Castillo.
-Iglesia Sta. Mª del Mercado.
-Abrigo de Risco de San Blas.
Alcántara:
-Convento de San Benito.
-Iglesia Tanta María de Almodóvar.
-Puente de Alcántara.
Alcuéscar:
-Basílica Hispano-Visigoda Santa Lucía.
Aldeanueva de la Vera:
-Iglesia Parroquial de San Pedro-
Almendralejo:
-Casa-Palacio Marqués de la Encomienda.
-Plaza de Toros.
-Convento de San Antonio.
-Edificio del Obrero Extremeño.
-Teatro-Cine Carolina Coronado.
Almoharín:
-Iglesia del Salvador.
Arroyo de la Luz:
-Iglesia Nuestra Señora de la Asunción.
Azuaya:
-Iglesia Nuestra Señora de la Consolación.
Badajoz:
-Torre de Espantaperros.
-Alcázar y Muralla.
-Casas. 16,16-A y 16-B de Avda. Joaquín Costa.
-Catedral de San Juan Bautista.
-Museo Arqueológico.
-Museo de Bellas Artes.
-Convento de Santa Ana.
-Archivo Histórico Provincial.
Baño de Montemayor: -Balneario.
Belvís de Monroy:
-Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol.
-Convento Franciscano.
-Castillo-
Berlanga:
-Iglesia Nuestra Señora de Gracia.
-Puente-Romano Medieval.
Berzocana:
-Iglesia Parroquial Santa Florentina.
Bienvenida:
-Iglesia Nuestra Señora de los Angeles.
Bohonal de Ibor:
-Ruinas Romanas de Talavera La Vieja.
Brozas:
-Iglesia Parroquial de la Asunción.
-Casa-Palacio de los Argüelles.
Cabeza del Buey:
-Santuario Ntra. Sra. de Belén.
Cabeza la Vaca:
-Plaza de Toros.
Cáceres:
-Casa de las Veletas.
-Casa del Sol.
-Convento de la Preciosa Sangre.
-Iglesia de San Francisco Javier.
-Palacio de los Golfines de Abajo.
-Casa Mudéjar.
-Iglesia de Santa María.
-Muralla.
-Museo de Bellas Artes.
-Oratorio-Enfermería San Pedro de Alcántara.
.Palacio de los Golfines de Arriba.
-Plaza de Toros.
-Palacio de Carmona.
-Inmueble nº 13, de Avda. de España.
-Archivo Histórico Provincial.
Calera de León:
-Convento de Santiago.
-Monasterio Santa Mª de Tentudía.
Calzadilla de los Barros:
-Iglesia del Salvador.
-Retablo Gótico-Mudejar del Divino Salvador.
Campanario:
-Ermita Ntra. Sra. de Piedraescrita.
Capilla:
-Iglesia Parroquial Santiago Apóstol.
Casar de Cáceres:
-Iglesia Nuestra Señora de la Asunción.
Casatejada:
-Iglesia de San Pedro “Ad-Vincula”.
Ceclavín:
-Iglesia Parroquial Sta. María del Olmo.
Coria:
-Castillo.
-Iglesia Catedral de la Asunción.
-Ermita de la Virgen de Argeme.
-Recinto Amurallado.
Cuacos de Yuste:
-Monasterio de San Jerónimo de Yuste.
-Iglesia Parroquial Ntra. Sra. de la Asunción.
Don Benito:
-Iglesia Parroquial de Santiago.
Eljas:
-Castillo.
Fuente de Cantos:
-Iglesia Ntra. Sra. de la Granada.
Fuente del Arco:
-Ermita Ntra. Sra. del Ara.
Fuente del Maestre:
-Iglesia Ntra. Sra. de la Candelaria.
Galisteo:
-Ábside Mudéjar Iglesia Parroquial.
Garciaz:
-Iglesia de Santiago.
Garganta la Olla:
-Iglesia Parroquial de San Lorenzo.
Garrovillas:
-Convento de San Antonio.
-Puente romano de Alconétar.
Granja Torrehermosa:
-Iglesia Nuestra Señora de la Concepción.
Guadalupe:
-Humilladero.
-Granja de Mirabel.
-Granja de Valdefuentes.
-Santuario Ntra. Sra. de Guadalupe.
Guareña:
-Iglesia Santa María.
Guijo de Coria:
-Iglesia Parroquial.
Guijo de Granadilla:
-Iglesia Parroquial de San Andrés.
-Puente Romano.
Higuera la Real:
-Iglesia de Santa Catalina.
Hornachos:
-Iglesia de la Purísima Concepción.
-Iglesia San Francisco.
Jaraicejo:
-Iglesia Parroquial de la Asunción.
-Puente sobre el Río Almonte.
Jaraíz de la Vera:
-Iglesia Parroquial Santa María.
Jerez de los Caballeros:
-Ermita de San Benito.
La Roca de la Sierra:
-Iglesia Parroquial Ntra. Sra. del Prado.
La Zarza:
-Iglesia de San Martín.
Los Santos Maimona:
-Iglesia Ntra. Sra. de los Ángeles.
-Pilar de Vistahermosa.
Losar de la Vera:
-Iglesia Parroquial de Santiago.
Madrigalejo:
-Restos de la Casa de Santa María.
Malpartida de Cáceres:
-Iglesia Nuestra Señora de la Asunción.
Malpartida de Plasencia:
-Iglesia Parroquial de San Juan Bautista.
Mata de Alcántara:
-Iglesia Parroquial Ntra. Sra. de Gracia.
Medellín:
-Castillo.
-Iglesia de San Martín.
Mérida:
-Acueducto Romano de Los Milagros.
-Alcazaba-Conventual.
-Anfiteatro Romano.
-Arco Romano de Trajano.
-Basílica Romano-Cristiana.
-Circo Romano.
-Columbarios Romanos.
-Iglesia Parroquial de Sta. Eulalia.
-Pantano de Proserpina.
-Puente Romano sobre Albarregas.
-Puente Romano sobre el Guadiana.
-Termas en C/ General Aranda.
-Restos del Templo Romano de Marte.
-Teatro Romano.
-Templo Romano de Diana.
-Acueducto de San Lázaro, s. XVI.
-Convento de Santa Eulalia.
-Convento de San Andrés.
-Museo Arqueológico.
-Pantano Romano de Cornalvo.
-Convento de San Isidro de Loriana.
-Acueducto Romano de San Lázaro.
-Delimitación Entorno Convento de San Andrés.
Miajadas:
-Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol.
Monroy:
-Castillo.
Montehermoso:
-Iglesia Parroquial Ntra. Sra. Asunción.
Oliva de Plasencia:
-Arco Romano de Cáparra.
-Puente Romano de Cáparra.
Olivenza:
-Capilla del Hospital o Casa Misericordia.
-Puente Ajuda.
Paloma:
-Iglesia Parroquial.
Plasencia:
-Catedral de Santa María.
-Palacio de Mirabel.
-Iglesia y Convento de los Dominicos.
-Iglesia Parroquial de San Nicolás.
-Iglesia Parroquial del Salvador.
-Plaza de Toros.
-Santuario Ntra. Sra. del Puerto.
San Vicente Alcántara:
-Ermita de Santa Ana.
Santa Amalia:
-Iglesia Parroquial.
Santa Cruz de la Sierra:
-Iglesia de la Vera Cruz.
-Iglesia del Convento de los Agustinos.
-Casa del Conde.
Saucedilla:
-Iglesia Parroquial San Juan Bautista.
Serradilla:
-Monasterio Santísimo Cristo de la Victoria.
Tejeda de Tiétar:
-Templo Romano de San Miguel.
Tornavacas:
-Iglesia Parroquial de la Asunción.
Torre de Don Miguel:
-Iglesia Parroquial de la Asunción.
Torremejía:
-Casa-Palacio de los Lastra.
Torrequemada:
-Ermita Ntra. Sra. del Salor.
Trujillo:
-Casa-Palacio Marqués de la Conquista.
-Castillo.
-Iglesia Sta. María la Mayor.
-Palacio Juan Pizarro de Orellana.
-Palacio de San Carlos.
-Palacio Viejo de la Cadena y anejos.
-Casa Palacio “Chaves el Viejo”.
-Plaza de Toros.

Valdefuentes:
-Convento de San Agustín.
Valdeobispo:
-Tesoro de Valdeobisto.
Valencia de Alcántara:
-Iglesia Nuestra Señora de Rocamador.
Valverde de Mérida:
-Iglesia Parroquial Santa Marina.
Villafranca de Barros:
-Antigua Fábrica de las Harinas.
-Iglesia Parroquial Ntra. Sra. del Valle.
Villamiel:
-Iglesia y Espadaña de Trevejo.
Villanueva de la Vera:
-Iglesia Parroquial de la Concepción.
Villar del Pedroso:
-Iglesia Parroquial de San Pedro.
Zafra:
-Alcázar.
-Convento de Santa Clara.
-Iglesia de Santa Marina.
Zalamea de la Serena:
-Ruinas Romanas.
Zarza de Montánchez:
-Iglesia Parroquial de San Miguel.
Zarza la Mayor:
-Fuente Concejo.


        Zonas Arqueológicas de Interés   Cultural
Alange:
-Termas Romanas.
Badajoz:
-Yacimiento Arqueológico “Las Tomas”.
Cáceres:
-Cueva de Maltravieso.
-Ruinas Romanas Cáceres el Viejo.
Jerez de los Caballeros:
-Dolmen de Toriñuelo.
Logrosán:
-Ruinas Arqueológicas San Cristóbal.
Medellín:
-Parque Arqueológico.
Mérida:
-Dolmen del Prado de Lácara.
-Casa del Anfiteatro.
-Casa del Mitreo.
Oliva de Plasencia:
-Ruinas Romanas de Cáparra
Quintana de la Serena:
-Hijovejo.
Reina:
-Alcazaba.
Valencia de Alcántara:
-Conjunto de Dólmenes.
Zalamea de la Serena:
-Yacimiento Arqueológico “Cancho Romano”.

Sitios Históricos
Extremadura:
-Vía de la Plata.
Malpartida de Cáceres:
-Lavadero de los Barruecos.
Salavatierra de Barros:
-Pozo o Casa de la Nieve.
Villar del Rey:
-Pozo de la Nieve.


B. I. C. de peculiaridades l
A Fala: Realidad cultural que constituye el habla viva existente en las localidades comprendidas en el Valle de Jálama: San Martín de Trevejo, Eljas y Valverde del Fresno, situadas en la zona Noroeste de la provincia
de Cáceres y compuesta por tres modalidades lingüísticas denominadas: Largarteiru, Mañegu y Valverdeiru con un tronco lingüístico común.





ANEXO III
RELACIÓN DE CONSTRUCCIONES DE LA INDUSTRIA TRADICIONAL (MOLINOS) RECUPERADAS PARA USOS PÚBLICOS Y PRIVADOS

MUSEOS Y OTROS USOS PÚBLICOS
* Molino de aceite (Hernán Pérez): Museo del aceite[19].
* Lavadero de lanas (Malpartida de Cáceres): Museo Vostell.[20]
* Fábrica de harinas (Villafranca de los Barros): Casa de Cultura.[21]
* Molino harinero (Aldeacentenera).[22]
* Molino harinero (Plasencia): Centro de interpretación del agua.
* Molino harinero (Malpartida de Cáceres): Centro de interpretación del agua.
* Molino de aceite (Robledillo de Gata): Museo del aceite “Molino del Medio”.
* Molino de aceite (San Martín de Trevejo): Museo del vino y del aceite.
* Molino de aceite. (Casar de Palomero): Museo del olivo.
* Molino de aceite (Ovejuela). Centro temático Ovejuela.
* Molino de aceite (Cambrón): Centro temático de Cambrón.
* Molino de aceite (Valdastillas): Museo “El Lagar de Marta”.

TURISMO CULTURAL: LAS RUTAS DE MOLINOS
* Entre los términos municipales de Alcuéscar, Arroyomolinos de Montánchez y Montánchez se encuentra la Ruta de los molinos, con más de treinta ejemplares que se encuentran sobre la garganta o arroyo de los molinos.

* En el término municipal de Casillas de Coria. Se ubica el sendero conocido con el apelativo de Molinos del río Alagón, que en con un recorrido de once kilómetros comunica los restos de tres aceñas que conservan gran parte de su antigua traza.

* En el término municipal de Cachorrilla hay un sendero que lleva por sobrenombre Aceña del Tío Jeromo. En las ruinas de este artefacto, que se encuentra en el río Alagón, se conservan visibles partes del aprovechamiento hídrico como la pesquera, el canal de deriva y las muelas.

* Desde el término municipal de Villamiel hasta Cilleros se ha señalado la Ruta de los lagares. En un recorrido de 10 Km. se pueden ver los restos de más de diez antiguos molinos de aceite a los que daba movimiento el arroyo Lagares.

* En el término municipal de Casar de Palomero se encuentra la Ruta de los lagares, en la que se pueden ver los restos de ocho o nueve de estas industrias tradicionales.

* En el término municipal de Serradilla sobre el arroyo llamado Garganta se pueden ver los restos de ocho molinos harineros, siguiendo la Ruta de los molinos.

* En el término municipal de Casas de Millán hay una ruta de molinos harineros en la que se pueden ver las ruinas de hasta seis de ellos.

* En el término municipal de Higuera la Real se encuentra la Ruta de los molinos harineros, en la que había veintiocho ejemplares. De los cuales veintidós se encuentran en relativo buen estado de conservación, tres más se encuentran casi derruidos y  los tres restantes es posible que hayan quedado inundados por un pantano construido en el río Sillo en la última década.

* En el término municipal de Guadalupe hay una ruta senderista con seis molinos harineros en irregular estado de conservación. Uno de ellos se ha restaurado como alojamiento rural. 

* En el término municipal de Escurial se encuentra la Ruta de los molinos del río Búrdalo. En las orillas de este río hubo hasta once de estas industrias harineras, de las que la mejor conservada es el “Molino Nuevo” o “Molino del Tío Mocho”.

* En el término municipal de Aldeacentenera sobre el río Almonte se han señalado dos rutas de molinos. Ruta Molinos I: En la orilla derecha de este río se pueden ver seis molinos harineros. Ruta Molinos II: En la margen izquierda hay siete de estas mismas industrias.

* En el término municipal de Villar del Pedroso se halla la Ruta “El molino de tío Vito”. Se ha considerado este molino como una de las construcciones que más llaman la atención de la zona.

ESTABLECIMIENTOS DE ALOJAMIENTO RURAL
* Alojamiento Rural “Santa Marta” (San Clemente)
Antiguo molino de aceite, situado en una casona del siglo XIX, que conserva tanto la estructura anterior como su maquinaria.

* Alojamiento Rural “El Molino de Jeromo” (Higuera la Real)
Este establecimiento conserva, aún sin rehabilitar, un antiguo molino de aceite del siglo XIX que mantiene los techos originales de madera así como toda su maquinaria. Aunque su fuerza motriz fue la electricidad hay que suponer que anteriormente fue otra.

* Alojamiento Rural “El Molino del Sol” (Navaconcejo)
Enclavado a orillas del río Jerte con cuyas aguas se movía, en este edificio hubo dos molinos uno de grano con dos piedras y otro de pimentón de sistema parecido al anterior pero con muelas de madera. Algunos de sus elementos se han utilizado como mobiliario en su interior.

* Hostal “El Molino” (Baños de Montemayor).
Antiguo molino de aceite rehabilitado que conserva su estructura anterior pero no tiene la maquinaria, aunque hay parte de ella expuesta en el aparcamiento.

* Alojamiento Rural “El Molino” (Acebo)
Antiguo molino harinero rehabilitado que mantiene su disposición anterior pero que no conserva su maquinaria.

* Alojamiento Rural “Molino El Batán” (Guadalupe)
Antiguo molino harinero que también fue batán recuperado que aún tiene su estructura anterior pero no conserva la maquinaria de ninguna de las dos fábricas hidráulicas que se instalaron en este edificio. Está incluido en la ruta de molinos que hay en su término municipal.

* Alojamiento Rural “Molino de las Lanchas” (Barcarrota)
Antiguo molino de pimentón hidráulico que conserva sus estructuras básicas pero que no mantiene la maquinaria. Su propietario ha escrito un folleto sobre él, en el que, tras describir su construcción, explica su funcionamiento.

* Hospedería “Valle del Jerte” (Jerte)
Antiguo molino de aceite que mantiene su disposición anterior pero no tiene la maquinaria, aunque en el exterior hay una prensa y muelas. Es propiedad de la Junta de Extremadura.

* Alojamiento Rural “La Almazara de Barrado” (Barrado)
Centro de turismo rural habilitado en un antiguo molino de aceite que respeta el edificio original pero que no conserva la maquinaria.

* Alojamiento Rural “La Almazara del Cristo” (Serradilla)
Antiguo molino de aceite totalmente restaurado que funcionaba con electricidad pero que estaba construido sobre uno que lo hacía con caballerías, del que todavía se pueden ver restos. No conserva la maquinaria.

* Albergue “La Almazara” (Villafranca de los Barros)
Alojamiento construido en un antiguo molino de aceite del siglo XIX, que conserva parte de su maquinaria. Pertenece a la Junta de Extremadura.

* Albergue Turístico “Vía de la Plata” (Casas del Monte)
Alojamiento construido sobre las ruinas de la antigua fábrica de papel de fumar de la que únicamente conserva la parte baja de su estructura exterior anterior.

* Alojamiento Rural “La Tahona” (Navaconcejo)
Antigua panadería, de la que sólo queda su aspecto exterior antiguo y parte de las puertas del horno. Anteriormente tenía anejo un molino harinero pero que ya no forma parte de esta casa.

* Mesón Molino Las Ánimas (Descargamaría)
Este antiguo molino se encuentra a orillas del río Arrago.  Por falta de tiempo nos ha sido imposible saber su situación interior pero algunos visitantes nos han informado que conserva toda su maquinaria.

* Alojamiento Rural “Almazara de San Pedro” (Eljas)
Este molino de aceite mantiene toda su disposición exterior anterior.




Ì







[1] AGUDO TORRICO, Juan: El concepto de arquitectura vernácula y su potencialidad como patrimonio de la humanidad, capítulo I, LA ARQUITECTURA VERNÁCULA, PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD, Tomo I, Asociación por la Arquitectura Rural Tradicional de Extremadura. Departamento de Publicaciones, Diputación de Badajoz, 2006.
[2] Siendo este el término dominante en los documentos internacionales. A nivel conceptual consideramos equiparables los términos de arquitectura tradicional y arquitectura vernácula.
[3] Los datos de este apartado han sido publicados en la  Memoria sobre la situación socioeconómica de la Comunidad Autónoma de Extremadura de 2005, CES Consejo Económico y Social de Extremadura, 2006.
[4] AGUDO TORRICO, J.: Arquitectura tradicional extremeño-andaluza. La riqueza de un patrimonio compartido, capítulo XI, “Arquitectura popular extremeña”. Segunda monografía de estudios de la Asociación por la Arquitectura Rural Tradicional de Extremadura ARTE. Departamento de Publicaciones de la Diputación de Badajoz, 2004.

[5] FEDUCHI, Luis: Itinerarios de la arquitectura popular española”. Barcelona, 1974.
[6] GARCÍA MERCADAL, Fernando: “La casa popular en España”. Bilbao, 1930.

[7] Leopoldo Torres Balbás: “La vivienda popular en España”. Barcelona, 1933.  


[8] Recogidos en la  Memoria sobre la situación socioeconómica de la Comunidad Autónoma de Extremadura de 2005, CES Consejo Económico y Social de Extremadura, 2006.

[9] BORUT JUVANEC: kamen na kamen. Universidad de Liubliana, 2005.

[10] WERNER MÜLLER y GUNTHER VOGEL: Atlas de Arquitectura/1. Alianza Editorial, 1984.

[11] WERNER MÜLLER y GUNTHER VOGEL: Atlas de Arquitectura/1. Alianza Editorial, 1984.

[12] POTHORN, Herbert: Guía práctica de la arquitectura. Anaya, 1993.

[13] GONZÁLEZ CORDERO, A., CASTILLO CASTILLO, J. y HERNÁNDEZ LÓPEZ, M.: La secuencia estratigráfica en los yacimientos calcolíticos del área de Plasenzuela (Cáceres).I Jornadas de Prehistoria y Arqueología en Extremadura (1986-1990). Extremadura Arqueológica II, 1991.


[14] MARTÍN SOCAS, D. y CAMALICH MASIEU, Mª. D.: La arquitectura doméstica del eneolítico en la zona meridional de la Península Ibérica. Homenaje al Profesor Martín Almagro Basch, I. Madrid, 1983.

[15] HURTADO PÉREZ, V. y ENRÍQUEZ NAVASCUÉS, J. J. (1991): Excavaciones en Palacio Quemado (Alange, Badajoz). Informe preliminar. Extremadura Arqueológica, II. Mérida, 1991.

[16] HURTADO PÉREZ, V.: El asentamiento fortificado de San Blas (Cheles, Badajoz). III milenio AC. Trabajos de Prehistoria, 61, nº 1. Madrid, 2004.

[17] 9ENRÍQUEZ NAVASCUÉS, J. J.,  RODRÍGUEZ DÍAZ, A. y PAVÓN SOLDEVILLA, I.: El Risco. Excavación de urgencia en Sierra de Fuentes (Cáceres). Memorias de Arqueología Extremeña (MArqEx), 4. Cáceres, 2001.

[18] MENÉNDEZ PIDAL, Ramón: HISTORA DE ESPAÑA, Tomo I: España prerromana. Espasa-Calpe, 1963.
19 GARCÍA PERICOT, Luis: HISTORIA DE ESPAÑA, Tomo I: Épocas primitivas y romana. Instituto Gallach de Librería y Ediciones, Barcelona 1963.

[19]Forma parte de la red de museos de la Junta de Extremadura. Pertenece a los llamados “Museos de identidad”.
[20]Este complejo industrial estuvo en activo hasta finales del siglo XIX. Fue declarado B.I.C. por la Junta de Extremadura en 1988. Este Museo incluye una historia del lavadero y un Centro de Interpretación de las Vías Pecuarias.

[21] Antigua industria del siglo XIX que funcionaba con vapor de la que todavía se puede ver gran parte de la maquinaria.

[22] En la Finca “El Ejido”se ha realizado un complejo que consta, entre otros elementos, de la recreación de un castro celta, un comedor para 70 personas y la reconstrucción de un molino harinero hidráulico, sobre las ruinas de uno más antiguo,.

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